United States or Malaysia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al encontrarme en la calle miré a las rejas y las vi cerradas. Atormentado por el recuerdo de lo que había visto y oído, revolviendo en mi cabeza pensamientos de venganza, proyectos de barbarie, y no qué ideas impías y locas, dije para : Ya no me queda duda. Mataré a ese maldito inglés.

De todo ello tomó pie don Ventura para alabar la conducta de los declarantes y condenar las doctrinas impías, objeto principal de la protesta. «Atacar la religión de cierto modo, vamos, se ve a menudo; pero, hombre, ¡negar a Dios; a Dios Uno y Trino, Grande, Omnipotente y Misericordioso!... ¡y en Villavieja! ¡Qué barbaridad!» Y lloraba de espanto y pesadumbre el bendito varón.

¡Qué situación tan terrible! murmuró El enemigo más cruel de mi hija me hablará de amor. Tendré que prestar oído a sus galanterías abominables... y decirle: «¡Os amo!», ¡manchar mis labios con estas palabras impías! Hubo un silencio bastante largo.

Espero que, a pesar de sus ideas impías, aceptará el encargo. No se arrepentirá, le garantizo. Nuestros zapatos no le serán muy difíciles de hacer. El voto de pobreza nos obliga a vestir y calzar sin artificio y adelantando el pie sacó del faldamento un zapato por el estilo de los del dómine Cabra; una tumba de filisteo.

Sintió dentro de su ser algo que se desgarra y cae. Había olvidado por completo que llevaba consigo el cuerpo divino del Redentor. Le pareció una cosa tan extraña, tan fuera de la realidad eterna que veía y palpaba, que imaginó estar soñando. Y sin saber de qué antro oscuro de su ser venían, le acometieron unas ganas feroces, impías, de soltar la carcajada. ¿Qué comedia era aquélla?

El defecto, llamémosle así, es el más tremendo pesimismo. La aprobación y hasta si se quiere la admiración que como obra de arte nos causa La sima, no va acompañada de puro deleite estético, sino harto amargada y hasta emponzoñada por el espectáculo de la vileza y de la maldad de los seres humanos, y por ciertas dudas impías y desesperadas sobre la Providencia del cielo.

Nuestro intérprete dio cuenta en lengua india de las expresiones impías de este mozo. Instruido yo con lo que en otras ocasiones me habia sucedido, mandé ensillar mis camellos, y me fui con el francés.

La semana anterior le habían dado orden de despedir á todos los obreros que, trabajando en la descarga de los buques, profiriesen blasfemias ó se mostrasen interesados en la propaganda de doctrinas impías. ¡Cristo! ¡

Cita en primer lugar a Santiago, quien sin dejar de ser apóstol más acuchilla a los moros, que les predica y persuade en su caballo blanco; cita a un señor de la Vera, que fue con una embajada de los Reyes Católicos para Boabdil, y que en el patio de los Leones se enredó con los moros en disputas teológicas, y, apurado ya de razones, sacó la espada y arremetió contra ellos para acabar de convertirlos; y cita, por último, al hidalgo vizcaíno D. Íñigo de Loyola, el cual, en una controversia que tuvo con un moro sobre la pureza de María Santísima, harto ya de las impías y horrorosas blasfemias con que el moro le contradecía, se fue sobre él, espada en mano, y si el moro no se salva por pies, le infunde el convencimiento en el alma por estilo tremendo.

Pero como no me gusta la comedia que estamos representando aquí bajo, chicheo en algunas escenas. Ya te mostraré yo remedio a todo. Rezando, implorando el favor divino, no queda en el pensamiento espacio a la impiedad. ¡Cuántas oraciones resultarán impías a los ojos de Dios! ¡Con qué frecuencia se confundirán en la plegaria del devoto la esperanza del beneficio propio y la avidez del mal ajeno!