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Actualizado: 29 de junio de 2025


Estos cánticos alternados se introdujeron hacia el siglo II en Antioquía por Ignacio, y posteriormente en las iglesias griegas bajo Constantino, por los monjes Flaviano y Diodoro, extendiéndose por San Ambrosio al Occidente en el siglo IV . Igual y decisiva importancia tiene para nuestro objeto el ciclo de fiestas cristianas, que comprende los cuatro primeros siglos.

Levemente turbada, sin mirarle, Coca le repuso: Un amigo de Ignacio... Creemos que ahora está con él en el campamento de Mendoza, pues era de su mismo batallón... Viniendo en auxilio de su hermana, Laura agregó: Lo conocimos y tratamos mucho en casa de tía Viviana, a donde iba casi diariamente.

Coronel Avelino Sanjenis. Teniente Coronel Lucio Betancourt. Teniente Coronel José Manuel Govin. Capitán Alberto Ruiz. Capitán Ernesto Suarmann. Capitán José de Castro Targarona. Capitán Augusto Renté. Capitán Alejandro Lainé. Capitán Alfredo Hornedo. Capitán Víctor Candia. Teniente Antonio G. Solar. Teniente Ignacio Sicre. Teniente Salvador Lecour. Sres. José López Rodríguez. " Pedro Gómez Mena.

Lo que a me parece es que los cuatro pueblos de Santiago, Santa Rosa, Nuestra Señora de Fe y San Ignacio Guazú deberían quedar agregados al obispado del Paraguay, y los veinte y seis restantes al de esta provincia; y que sus límites, por el norte, fuesen el monte de Santiago hasta el Paraná, como queda dicho, bajando por él hasta la ciudad de Corrientes, incluyendo en esta provincia aquella ciudad y su jurisdicción, y bajando hasta el río Guayquiraro, que sirviese de términos por la banda del oeste, y siguiendo el Guayquiraro hasta su origen, y de allí línea recta a buscar el arroyo Mocoretá hasta el Uruguay, pasando a buscar el río Cuarey, como ya queda dicho.

Estando una tarde Vázquez de visita, recibieron del campamento de Mendoza la fotografía de los oficiales del cuerpo, que les enviaba Ignacio, últimamente ascendido a teniente primero.

El protestantismo en los siglos que han venido después no ha podido reconquistar lo que perdió entonces.» Y añade Macaulay: «He insistido detenidamente sobre este punto, porque creo que de las muchas causas á las que debió la Iglesia de Roma su salvación y su triunfo al terminar el siglo XVI, la causa principal fué la profunda política con que dicha iglesia se aprovechó del fanatismo de personas tales como San Ignacio y Santa Teresa

Y en ninguna parte se lleva mejor el luto que en el campo. Accedió Adolfo, y fue a instalarse con sus dos hermanas en una modesta casa-quinta del pueblo donde debía desempeñar su nuevo cargo. Ignacio no los acompañaba porque, siendo alférez, vivía en el cuartel su vida militar. Hizo Laura prodigios con el poco dinero que llevaran y con el escaso sueldo de su hermano.

Artegui ejecutó lo primero; pero antes de realizar lo segundo, murmuró al oído mismo de Lucía: En Bayona me dijiste una vez: «¿Me va usted a dejar solaAhora me toca a repetírtelo. Quédate.... A tiempo estás aún. Ten compasión de , y de ti. Porque la tengo... replicó ella ahogándose . Por eso.... Adiós, Don Ignacio. Hasta luego contestó una voz perceptible apenas. La puerta se cerró.

¡No que no! ¡Vaya, Don Ignacio, que hoy está usted de lo más... de lo más desatinado! ¡Que no me ha de importar a que usted se condene o se salve, que usted sea cristiano o judío! Judío... lo que es judío no lo soy respondió Artegui, tratando de dar al diálogo giro festivo. Es lo mismo... renegar de Cristo es ser judío en suma.

Era un sacerdote, un hijo de Ignacio de Loyola, el que había pronunciado tan consoladoras palabras. El conde de Chinchón se inclinó ante el jesuíta. Este continuó: Quiero ver a la virreina, tenga vuecencia fe, y Dios hará el resto. El virrey condujo al sacerdote al lecho de la moribunda.

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