United States or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


-De ese parecer estoy yo -replicó el caminante-; pero una cosa, entre otras muchas, me parece muy mal de los caballeros andantes, y es que, cuando se ven en ocasión de acometer una grande y peligrosa aventura, en que se vee manifiesto peligro de perder la vida, nunca en aquel instante de acometella se acuerdan de encomendarse a Dios, como cada cristiano está obligado a hacer en peligros semejantes; antes, se encomiendan a sus damas, con tanta gana y devoción como si ellas fueran su Dios: cosa que me parece que huele algo a gentilidad.

Y la razón es que como ellos, dondequiera que están, traen el infierno consigo, y no pueden recebir género de alivio alguno en sus tormentos, y el buen olor sea cosa que deleita y contenta, no es posible que ellos huelan cosa buena. Y si a ti te parece que ese demonio que dices huele a ámbar, o te engañas, o él quiere engañarte con hacer que no le tengas por demonio.

¡Tonterías! replicó Pepe Vera . ¡Puros remilgos! No está aquí el duque para temer que te ofenda la luz, ni el matasanos de tu marido, para temer que entre un soplo de aire y te mate. Aquí huele a pachulí, a algalia, a almizcle, a cuantos potingues hay en la botica. Esas porquerías son las que te hacen daño. Deja que entre el aire y que se oree el cuarto, que esto te hará provecho.

Se supuso que un egregio personaje, sin par en todo el imperio por su elevación, en noches en que Rafaela no recibía a sus tertulianos por tener jaqueca, penetraba en la casa de ella y permanecía allí no pocas horas. Hasta llegó a contarse una muy curiosa particularidad, que prueba cómo el vulgo lo atisba, lo huele y lo descubre todo.

Eso mismo se ha discutido en el concurso de acreedores respondió míster Robert, y hasta se piensa que ... Es indudable que, sin la salida del doctor Eneene del gabinete, Esteven se hubiera repuesto pronto: todos sabemos sus afinidades oficiales y el uso que hacía de ellas, pero este golpe ha acabado de partirlo. El viaje a Montevideo me huele a a fuga dijo el otro.

Es divertido... Aquí cada cual vive en familia, o mejor dicho, en camarilla. No se admite más que un pequeño núcleo de fieles y se cierra desdeñosamente la puerta a todo lo que huele a nuevo y original. Somos anticuados como un diablo... Es como si estuviéramos dando vueltas perpetuamente en un pequeño círculo. ¡Crimen imperdonable! murmuró en sordina para no ofender a la irritable Francisca.

¡Pues ya lo creo que la reina tendrá mucho gusto en oírla! observó pausadamente Currita . Doña Ramona narra muy bien y usa unas armonías imitativas de muchísimo efecto... Cada vez que dice ¡prurrruumm! parece materialmente que se huele a pólvora... ¡Qué delicia... oírle contar la dégringolade de Matapuerca!

Cuando leía en algún periódico eso del aire corrompido de nuestra política, creía que se trataba de una frase. Ahora lo respiro materialmente y me doy cuenta de que es mefítico. A veces huele como a ajos. Ese olor es la democracia. Es la esencia misma del régimen parlamentario. No hable usted mal de él... Los ventiladores giraban a toda velocidad; pero inútilmente.

Siéntese usted un instante, milord, dijo el vigilante. Voy á buscar al 2317 y se lo traeré... Puede usted fumar si gusta..., no huele á rosas aquí. Tragomer inclinó la cabeza sin responder, y se apoyó en el estrado desde el cual se distribuían castigos á aquellos desgraciados que parecen, sin embargo, haber llegado al máximum del sufrimiento. Una indecible angustia le oprimía el corazón.

Observando lo que sucede en nosotros, y discurriendo por analogía con respecto á otros seres sensibles, podemos notar que entre la variedad de sensaciones hay un ser solo que las percibe; el mismo ser es el que oye, el que ve, el que toca, el que huele, el que saborea; el mismo ser es el que recuerda estas sensaciones cuando han desaparecido, el que las busca cuando le son agradables, el que las huye si le son ingratas, el que goza con las primeras, el que sufre con las segundas; esto entra en la idea de ser sensible; por manera que si en los brutos no hubiese ese sujeto comun de todas las sensaciones, uno en medio de la multiplicidad, idéntico entre la diversidad, permanente debajo de la sucesion, no serian seres sensibles tales como nosotros los concebimos, no sentirian propiamente hablando, pues que no hay sensacion tal como aquí la entendemos, cuando no hay un ser al cual afecta, un ser que la percibe.