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Actualizado: 11 de junio de 2025
La mirada de Miguelina se encontró con la mirada de Francisco y tal vez leyó en ella una solemne promesa de discreción, tal vez comprendió que la palabra «tranquilícese» encerraba el compromiso tácito de ser hasta el fin un extraño para Simón, o tal vez se sintió simplemente conmovida en lo más hondo por la humilde súplica del hombre a quien en otro tiempo había prodigado sus amorosas caricias.
Por dicha, yo tengo un atajo, una trocha, un sendero recóndito y breve, por donde llego, no ya a la inteligencia y a la causa, sino más hondo: por donde llego al Uno. Me abstraigo de todo lo exterior; echo a un lado sentidos y potencias; borro imágenes de la fantasía; cubro con niebla densa todo lo escrito en la memoria; y, hundiéndome en el abismo del alma, hallo al que es.
No tenía miedo, como el poeta, a encontrarse con su dolor a solas, y caminaba por aquel lugar poco frecuentado, saboreando con gozo cruel el hondo pesar que, de vez en cuando, estallaba en ruidosos suspiros. Sentía en torno de su persona la imagen invisible de un padre que no había conocido. El recuerdo del pobre Melchor Peña le inspiraba cierta conmiseración. Aquél también había vivido engañado.
Entónces, á mi afan suelto la llave y escribo, sin pensar adquirir gloria ni de fama ó de títulos ansioso, que esa ambicion en mí fuera irrisoria. Escribo, como llora el desgraciado, como canta el alegre; porque el pecho es para el hondo sentimiento estrecho y se desborda el duelo ó la alegría, ésta con expansiva carcajada, aquél en una lágrima sombría.
Me alegro, hija mía, de que me hayas llamado; pero sin que te hubieras molestado en llamarme, ya iba yo a venir a verte. ¡Qué pálida estás! ¿Qué padeces? ¿Tienes algo importante que decirme? A esta serie de preguntas cariñosas, empezó a contestar Pepita con un hondo suspiro. Después dijo: ¿No adivina Vd. mi enfermedad? ¿No descubre Vd. la causa de mi padecimiento?
De la cual novedad llegó a enterarse por los comentarios de su padre a cada batacazo del expediente, que no salía de un atolladero sino para caer en otro más hondo.
El do es terrible, pero el pecho es magnífico, y lo que hay dentro del pecho, el corazón, supera a toda magnificencia. Al gritar Rosalía parece que se le dilatan los pulmones. Con ninguna otra palabra su voz sube tan alto. Yo me río como una loca; pero la verdad es que ese do de pecho penetra en lo más hondo del mío. ¿Quieres creer que hasta como tenor me gusta Ricardo? ¡Es el colmo, hijita!
Ningun soldado gime, Pero dolor sublime Las frentes inundó; Mas él del hondo seno Lanzaba voz de trueno: «Soldados, al cañon!» Y el Escuadron valiente A la batalla ardiente Con furia se lanzó, Y en la garganta estrecha Y encima de la mecha Su gefe le miró. Y su bandera viendo
Calma decíales con hondo acento , calma y serenidá... Tiempo habrá para todo: aguardar.
Supe que se llamaba Ben-Farding, y que habitaba en lo más hondo de esos palacios subterráneos que se encuentran en la Alcazaba, y que en otro tiempo fueron templos en donde se adoraban los ídolos de los reyes Rumíes. Ben-Farding está poseído de la locura más extraña que se puede imaginar.
Palabra del Dia
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