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Actualizado: 25 de junio de 2025


En cuanto a , con los ojos chispeantes, el pecho hinchado por los sollozos, les contaba la agonía de mi pobre hermana y mis horribles imprecaciones cuando vi que estaba muerta... muerta para siempre... entonces ellos, palmoteando, decían: «¡Qué expresión! ¡qué gesto! ¡Qué bien representaría el Otelo, cuando yo les contaba mis combates por la independencia de España, que me habían proscrito; cuando mi exaltación africana llegaba hasta el delirio y yo gritaba jadeante: ¡libertad! ¡libertad!... ellos decían: «¡Qué hermoso está! ¡Qué bien representaría el Bruto!» Y después, cuando habían asistido a la tortura moral que me imponían exaltando mis recuerdos, se iban tranquilamente al baile, a sus ocupaciones, a otros placeres: porque para ellos todo estaba dicho: la comedia ya había sido representada.

El sur se ha levantado en este punto, Y hace que el canal ande alterado, El corriente con fuerza viene junto, Y el sur, lo que corre encontra, ha hinchado, ¡Ay Dios! que en este punto yo barrunto, Que el dia de mi fin es ya llegado. La barca se nos iba trastornando, Las balsas todas siete trabucando. Al dia del postrer juicio figuraba Aquel naufragio nuestro doloroso.

Y en el acento de temor y de sorpresa del duque, que era siempre hinchado, doña Ana creyó oír el acento de un rey ofendido. ¡Ah! ¡perdón! ¡perdón, señor! exclamó no crea vuestra majestad... Era tan grave lo que sucedía, que el duque de Lerma perdió la serenidad y exclamó: ¿Cómo os he de decir que yo no soy el rey?

El, con el doctor Cornelius, miraba los dientes de los negros, estudiaba los músculos y las articulaciones; veía si tenían hinchado el vientre. Cuando yo doy un negro, un buen negro por mil duros, es que es una cosa excelente decía Zaldumbide ; y añadía : Antetodo la seriedad comercial. El género femenino de color no le gustaba al capitán, quizá por razones de moralidad.

Y los pasantes del notario, desde el «principal» hinchado de importancia, hasta los escribientillos maliciosos y granujas, la miraban descaradamente. ¿Y la charla desconfiada de los paletos, a cuyos dedos ganchudos costaba tanto trabajo soltar las libranzas y contaban y recontaban las monedas de plata alineadas delante de ellos?

Los títulos de los libros muestran el amor propio de sus Autores, porque poner títulos grandes, pomposos, magníficos, y llenos de términos ruidosos, prueba que su Autor ha hecho de mismo y de sus escritos un concepto grande é hinchado. Por esto alabaré siempre la modestia en los títulos.

No sería esta la única desgracia. Caballos y cerdos habían pasado muchos bajo el puente en plena tarde, flotando entre los rojos remolinos con el vientre hinchado como un odre y las patas tiesas. EL barbero hablaba con gravedad, con cierto aire de tristeza. Rafael le oía, mirándole ansiosamente, como si deseara que hablase de algo que no se atrevía a indicar.

Y el líquido, hinchado por el fuego, adquiría fantásticas proporciones, pareciendo mucho más grande de lo que realmente fue; esparcíase en oleadas fuera de la vasija, para perderse sin utilidad alguna, hasta que acabó por apagar la lumbre. Y cuando la olla descansaba al fin, enfriándose, sólo tenía en su interior leves residuos.

El rio que llamamos Argentino, Del indio Paraná ó mar llamado, De norte á sur corriendo su camino En nuestro mar del norte entra hinchado. Parece en su corriente un torbellino, O tiro de arcabus apresurado. Más con el viento sur placidamente Se vence navegando su corriente. De mas de treinta leguas es su boca, Y dos cabos y puntas hace llanas.

En esta parte no fué Lope de Rueda tan feliz en las obras más extensas, generalmente escritas también en prosa, pues esforzándose en ellas en usar de un lenguaje más elevado, degenera en hinchado y ampuloso.

Palabra del Dia

rigoleto

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