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Actualizado: 25 de junio de 2025
Párrafos aislados de ese estilo ampuloso é hinchado se encuentran, sin duda, en otros escritores contaminados con el ejemplo de Góngora; pero cierta ampulosidad en la frase, cierta afición al abuso de las imágenes y metáforas, se notan desde época muy anterior en muchos escritores españoles, como en los antiguos cancioneros y en Juan de Mena, como se observa más tarde en Herrera, y, por último, en Lope de Vega.
Con este desorden en el organismo, manifestó cierta volubilidad de carácter, completándose el cuadro del que los médicos dicen estado artrítico, amén de otros síntomas que llaman sucios, hasta que por fin estalló la enfermedad, fijándosele el dolor en un pie, que se le puso hinchado, de color rojo y con las coyunturas muy sensibles.
Vista de cerca, si exceptuamos la blancura, el encanto, es exactamente la mama femenina, ese globo que, hinchado de amor y de la dulce necesidad de amamantar, reproduce con sus movimientos todos los suspiros del corazón que late debajo, reclamando á la criatura para sostenerla, alimentarla y darla descanso. Todo esto fué negado á la madre que nada; aquel bien es para lo que se posa.
El rostro era repulsivo, de facciones incorrectas, hinchado por la erisipela y desfigurado amenudo por algunas llamaradas rojizas que le subían a las narices. De sus ilusiones femeninas no le quedaba ya más que una, la de bailar: era una verdadera pasión: padecía horriblemente cada vez que los descuidados pollos de Lancia la dejaban comiendo pavo.
Los bueyes volvían del trabajo y aquél era el momento en que la granja se animaba. Uncidos por dos o tres parejas, porque a causa de la pesadez de las tierras mojadas se hacía necesario triplicar las yuntas, llegaban arrastrando el timón del arado, el hocico hinchado y húmedo, los cuernos bajos, las fauces agitadas, con barro hasta en el vientre.
Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dió un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós: sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Los lobos de mar, con su ídolo al frente, abriéronse paso para echar al mar una de las barcas. Rojos, congestionados por el esfuerzo, con el cuello hinchado por la rabia, sólo consiguieron mover la barca y que se deslizara algunos pasos.
De vez en cuando aleteaba por cerca de Isidro un enorme moscardón azul, de reflejos metálicos, lúgubre, venenoso, hinchado repugnantemente, como si acabase de chupar la tierra de una tumba. Maltrana preguntó por su abuela. Estoy solo en casa.
Deprimido en sus orillas é hinchado en el medio por la presión de la corriente, el arroyo se estrecha y se curva hasta el corte, desde donde se lanza al vacío.
Paquito, en quien comenzaban a revelarse sus notables disposiciones para la pintura, especialmente de retratos, había pintado al pastel uno de su padre, un Villamelón deforme, color de zanahoria, que parecía tener el carrillo izquierdo hinchado, pero no por eso dejaba de tener con el original un más que mediano parecido.
Palabra del Dia
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