Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de junio de 2025
Ascendían, trazando en los espacios gigantescas curvas, tronaban en lo alto, y de la explosión brotaban raudales de polvo de oro, centenares de luces que al descender semejaban una lluvia de piedras preciosas. La charanga se soltó tocando el Himno Nacional. Dominó Gabriela su abatimiento, y me dijo en voz baja, con expresivo acento sigiloso: Hoy le contesté a Ernesto.
En análogo sentido comprendo yo que se componga un Himno á la carne, el cual me guste tanto ó más que el Himno al demonio de Carducci.
Sólo la mente, mejor que los oídos, escuchaba un rumor solemne, una música grave y melodiosa, como el himno que las esferas entonan sin cesar al Eterno. Poco á poco fué entrando el vértigo en el alma de Laura. Un deliquio voluptuoso, dulcísimo, se apoderó de sus sentidos, dejando despierta tan sólo la fantasía; y empezó á soñar.
La generosidad de Cipriano era conocida: el recuerdo sería de valor. Maugirón entonó, con la música de la marcha del Profeta: ¡Marenval! ¡Honor á Marenval! Y todos entonaron en coro el himno solemne hasta que el héroe de aquel homenaje les interrumpió diciendo: ¡Silencio! Vais á hacer venir los comisarios del círculo. Sed razonables y marchaos con orden. Un beso y buenas noches.
Al fin, muy quedo, con la sublime incoherencia del corazón, como un murmullo de celestial armonía, dejó caer en el oído de su amiga el himno del amor. Marta escuchaba. Trémula, confusa, escondía la cabeza en el pecho de su amado, soltando un raudal de lágrimas.
Los alemanes bailan el vals voluptuoso y alegre, o con el bock en la mano entonan el Gaudeamus igitur, el himno estudiantil a la gloria de la vida material, libre de cuidados. El francés canta entre carcajadas espontáneas y danza con los miembros sueltos, saludando con una risotada sus posturas de una fantasía simiesca.
Mesía, dejando detrás de sí a su amigo, ocupó el medio del balcón, arrogante y desafiando las miradas de los clérigos que pasaban debajo de él. Los tambores vibraban fúnebres, tristes, empeñados en resucitar un dolor muerto hacía diez y nueve siglos; a don Víctor sí le sonaba aquello a himno de muerte; se le figuraba ya que llevaban a su mujer al patíbulo.
Miró en torno, como si esperase que se abrieran las tumbas, irguiéndose airados los cadáveres por tal profanación. Maltrana sonreía. ¡Tonta! ¿a qué tal miedo? Aquel sitio era lo mismo que otro; mejor aún, por su poesía silenciosa de jardín abandonado, propicio al amor. Ellos no hacían mas que repetir el eterno himno de la vida.
Acaso al hablarme Monte-Cristo, yo, que también me distraigo, dije algo, como acostumbro, en alabanza del talento poético de usted, que tan claro me parece, y él lo aplicó al Himno de que me hablaba, y que yo no podía alabar por serme entonces desconocido. Ahora, que ya le conozco, creo de mi deber dar á usted con toda sinceridad y franqueza la opinión que me pide.
Desde la agreste cumbre, suelta, hervorosa, su penacho de linfas la catarata: en él dibuja el iris su franja hermosa, que el lago en sus cristales después retrata. Por tu atmósfera vírgen, urna de aromas, donde sus róseos labios la aurora imprime, vuelan y se acarician blancas palomas, suspirando de amores himno sublime.
Palabra del Dia
Otros Mirando