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Actualizado: 21 de junio de 2025
Va a ser muy divertido ver cómo manejaréis a vuestro marido si no alza nunca más la voz que una caldera de agua hirviendo. A mí me agrada ver llevar a los hombres de las narices. No habléis así dijo Nancy sonrojándose . Bien sabéis que no tengo la intención de casarme.
Yo creo que estáis loco, Montiño; que lo que os sucede os ha trastornado el seso. Puede ser, puede ser, señor. No habléis de eso á nadie, porque si de eso habláis con otras personas, podéis dar en la horca... yo me informaré... aunque de seguro estáis equivocado.
Quiso ver el emperador aquel famoso templo de la Rotunda, que en la antigüedad se llamó el templo de todos los dioses, y ahora, con mejor vocación, se llama de todos los santos, y es el edificio que más entero ha quedado de los que alzó la gentilidad en Roma, y es el que más conserva la fama de la grandiosidad y magnificencia de sus fundadores: él es de hechura de una media naranja, grandísimo en estremo, y está muy claro, sin entrarle otra luz que la que le concede una ventana, o, por mejor decir, claraboya redonda que está en su cima, desde la cual mirando el emperador el edificio, estaba con él y a su lado un caballero romano, declarándole los primores y sutilezas de aquella gran máquina y memorable arquitetura; y, habiéndose quitado de la claraboya, dijo al emperador: ''Mil veces, Sacra Majestad, me vino deseo de abrazarme con vuestra Majestad y arrojarme de aquella claraboya abajo, por dejar de mí fama eterna en el mundo''. ''Yo os agradezco -respondió el emperador- el no haber puesto tan mal pensamiento en efeto, y de aquí adelante no os pondré yo en ocasión que volváis a hacer prueba de vuestra lealtad; y así, os mando que jamás me habléis, ni estéis donde yo estuviere''. Y, tras estas palabras, le hizo una gran merced.
Sería generoso de vuestra parte continuó Catalina , que considerarais de vuestra parte la timidez de Marta. No podréis darle mayor prueba de afecto que contentaros con la revelación que me habéis arrancado... Por Dios, señor, os lo ruego, no le habléis de amor. Ofenderíais su honesta reserva, y no debo ocultároslo, y se marcharía de Orsdael para preservar su honor de toda apariencia de debilidad.
No me atrevo á jurarlo, porque me tenéis tan presa el alma y os teme tanto, que no sabe por dónde escaparse. Siempre que no me habléis de amor... ya sabéis donde vivo. Me aprovecharé de vuestra buena oferta, y me contentaré con adoraros en éxtasis. Es que yo no quiero veros idólatra. Pero dejando esta conversación, que os lo aseguro, me disgusta, ¿á dónde íbais por aquí?
Cualquiera diría que habéis querido hacer de mí un espantapájaros. No, Priscila; no habléis así. Yo os pedí y rogué que no eligierais esa seda si hubiera otra que os conviniera más. Quería que fueseis vos la que escogiera, bien lo sabéis respondió Nancy con vivo deseo de justificarse.
A veces parece que va despacio, a veces que corre como un galgo; pero es ilusión nuestra: su señoría no sale nunca de su paso. Mañana, hija querida, iremos a Madrid. ¡Yo también! Pues es claro. Quiero que os veáis, que os habléis. Luego vosotros os entenderéis, y mi papel quedará reducido a preparar algunas cosillas que para la boda sean necesarias....
No le habléis de dinero, no pretendáis ofuscarla con el brillo vano de la posición; buscad el camino del alma, si queréis llegar a ella; sed digno, generoso y bravo... ¡Sólo así se llega a la puerta del templo, pero cuando ésta se abre, cerrad los ojos y pedir la muerte en ese instante, porque habéis respirado una atmósfera sobrehumana, porque todo lo demás que la vida os guarde, será raquítico ante ese recuerdo!...
Sí... sí... sé que en palacio han mediado cosas graves. Pero sabréis también, señor, y si no lo sabe vuecencia yo lo puedo probar, que en tres días no he parecido por las cocinas, y que soy inocente. ¡Inocente! ¿Luego era verdad? ¿Luego se ha cometido un crimen? Señor... ¡yo no he dicho eso! Será preciso para que habléis que yo me encierre con vos en la inquisición. Y el duque se levantó.
Y es que habiendo firmado nuestro buen príncipe el tratado de Bretigny con el soberano francés, después de nuestras recientes y grandes victorias, nos habléis de guerra con Francia y de rescates y botines.... Lo cual quiere decir que yo miento, barbilindo, interrumpió el soldado, asiendo por las patas el enorme capón asado que delante tenía, como si fuese una maza de combate.
Palabra del Dia
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