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Actualizado: 2 de mayo de 2025


El cuidaba del burro, el guiaba el carro cuando al amanecer emprendían la marcha a Madrid, el subía a los pisos altos mientras su ama cuidaba en la calle del vehículo. Al volver a casa, cerca de mediodía, su primera ocupación consistía en el arreglo de los comestibles.

Mientras me guiaba por los anchurosos y sucios corredores, no pude menos de decirme: «Ceferino, dispensa, chico, pero estás haciendo una melonadaTropezábamos aquí y allá con mujeres y hombres que me miraban fijamente, como si adivinasen aquel juicio poco lisonjero que había formado de mi persona y lo corroborasen en todas sus partes.

El papú, verdadero hombre de los bosques, los guiaba sin vacilar un momento, yendo siempre por un camino más o menos recto, pero que infaliblemente debía conducirlos al bosquecillo de nueces moscadas. De vez en cuando miraba al sol para guiarse, y en seguida redoblaba el paso separando las ramas o cortando los bejucos que podían molestar a sus salvadores.

Señor alcalde dijo en aquel punto el hombre que guiaba á Quevedo : aquí tiene vuestra merced al preso. ¿Sois vos don Francisco? dijo la voz ronca y tiesa, por decirlo así, del licenciado Sarmiento. Yo soy, á menos que no me equivoque, amigo. Entrad en esa litera. Pónganme junto á ella; pero ya la topo; adentro voy; buenas noches y buen viaje. ¡Si sois vos el que os vais!

El caminaba seguro hacia su fin: la paciencia, la constancia, la reflexión madura, la astuta discreción le guiaba; era hombre hábil y con facultad portentosa para idear y poner en práctica proyectos como el que le vemos desarrollar ahora. Bien contestó el Doctrino: yo convengo en que es preciso hacer eso que usted dice, y ver el modo de que el pueblo bajo satisfaga su sangriento deseo.

Y eso que no se guiaba de la mímica de los artistas porque miraba apenas hácia la escena. El truhan decía muy intencionadamente á Paulita, que, habiendo mujeres muchísimo más hermosas, no quería cansarse mirando á lo lejos... Paulita se ruborecía, se cubría la cara con el abanico y miraba de hurtadillas hacía donde estaba Isagani, que sin reirse ni aplaudir presenciaba distraido el espectáculo.

Llegó la tarde, partiéronse de aquel lugar, y a obra de media legua se apartaban dos caminos diferentes, el uno que guiaba a la aldea de don Quijote, y el otro el que había de llevar don Álvaro.

De Génova fué á Roma, y de aquí á Nápoles, con el atrevimiento de la inocencia, empleando palabras españolas y catalanas para reforzar un italiano de corto léxico adquirido en las representaciones de opereta. El único informe positivo que le guiaba en su viaje de aventuras era el nombre de albergo de la ribera de Santa Lucía que le había dado Caragòl como residencia de su padre.

Montaba a caballo admirablemente y guiaba un tílburi o un carruaje de cuatro caballos, lo cual nadie sabía hacer en Sarrió más que los cocheros. Cuando se llevaban los pantalones anchos, los de Pablito parecían sayas; si estrechos, era una cigüeña. Venía la moda de los cuellos altos, nuestro Pablito iba por la calle a medio ahorcar con la lengua fuera.

Tres mil mujeres se hallaban sentadas en un vasto recinto abovedado; tres mil mujeres que clavaron sus ojos sobre . Quedé avergonzado, confuso; pero supe aparentar cierto desembarazo, y me puse a charlar con Nieto, haciéndole preguntas tontas, mientras me guiaba por los pasillos del taller. Apenas se respiraba en aquel lugar. El ambiente podía cortarse con un cuchillo.

Palabra del Dia

condesciende

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