Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de julio de 2025


El semblante de Felicia se cubrió de intensa palidez. señora, la conozco. No la había visto más que una sola vez en su vida y apenas había tenido tiempo para grabar sus facciones en la memoria. Pero ahora más que la memoria se lo decía el corazón. Me sorprende y me alegro de que usted me reconozca. No quise que nadie me acompañase desde Entralgo. Cuanta menos gente se entere, mejor.

Y el desventurado padre, así que hubo pronunciado las palabras que quería grabar en la memoria de Amaury, se retiró tan lenta, y gravemente como había entrado. Nada importa morir cuando gravitan sobre nosotros el peso del tiempo y los achaques, cuando se está ya aniquilado a fuerza de vivir.

En el siglo XVIII, haciéndose necesarias algunas reformas en el antiguo paseo, las llevó á cabo en 1764 el asistente don Ramón Larumbe; el cual coronó su obra levantando al final de la Alameda dos ridículas columnas, parodia de las puestas por el conde de Barajas, las cuales remataron en dos leoncillos de piedra, al pie de los que su señoría, deseando perpetuar la memoria del trabajo, hizo grabar estas líneas, ya casi borradas hoy: « NO=8=DO Reinando en España la católica magestad de don Carlos III, siendo asistente de esta ciudad el señor don Ramón de Larumbe del orden de Santiago, del consejo de S.M., intendente general del ejército de los cuatro reinos de Andalucía y superintendente general de rentas, se acabó la obra de la cañería de la fuente del Arzobispo en 28 de Enero de 1764 y la distribución de su agua consiste en el pilar del arzobispo, la de la fuente de Córdoba, seis pilas de esta Alameda y la de san Vicente y de gracia al convento de esta de capuchinos, hermandad de san Hermenegildo, san Basilio, Belen y san Francisco de Paula y se pone esta lápida en virtud de acuerdo del ilustre cabildo de la ciudad, habiendo sido diputado de esta obra el señor veinticuatro don Juan Alonso de Lugo y Aranda

Y con ansia febril repasaba en su interior los nombres de todas las píldoras conocidas y hacía esfuerzos inauditos para grabar en la memoria la calle de Rebollo y el número 68. ¿Chismes? exclamó fuera de la Valdivieso . ¿Y también es chisme lo del viaje... con el ayuda de cámara, por supuesto?...

No te envidio el poder ni la grandeza, ni el nombre que á grabar vas en la historia, ni el ardiente placer de la victoria, ni el laurel con que ciñes tu cabeza; no te envidio el placer, ni la riqueza, ni las horas de triunfos y de gloria, que eternas deben ser en tu memoria si han de aliviar tus horas de tristeza.

De vez en cuando hacía una pausa, y la anciana labradora entornaba los ojos lentamente como para grabar los hechos en su memoria. Cuando Juan Claudio habló de los heridos, la buena mujer murmuró en voz baja: «¡Gaspar se ha escapado de ésta!». Por último, cuando acabose aquella lúgubre historia, hubo un largo silencio y ambos se miraron sin decir una palabra.

11 De obra de grabador en piedra a modo de grabaduras de sello, harás grabar aquellas dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro. 12 Y pondrás aquellas dos piedras sobre los hombros del efod, [serán] piedras de memoria a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante del SE

Otra vez, al querer alcanzar al mismo tiempo un ovillo de estambre que había rodado por la arena del jardín, el pelo de ella, rozándole la cara, le había estremecido, cual si su alma vibrara dentro de su cuerpo. Con frecuencia, sin dar al olvido sus encantos morales, se había parado a grabar en el fondo de su imaginación aquellas líneas que dibujaban un cuerpo formado de bellezas.

Es como si un brazo de la vieja Alemania penetrase hasta allí para grabar en parte el sello de sus razas y su civilizacion. Ya no se nota en el gesto, en el lenguaje, en el continente y en las costumbres de las gentes, ni en el aspecto de las localidades, esa movilidad, esa franqueza y ese espíritu despierto y rápido que hacen recordar al frances en el país wallon.

En Italia, los sabios habían sabido resucitar el mundo griego con sus pensadores y artistas; en la brumosa Alemania los magos de la verdad habían descubierto la maravilla de hacer grabar el metal y la madera; los libros se imprimían, y el dominio infinito de las ciencias se abría así á las masas del pueblo, condenadas en otro tiempo á la obscuridad de la ignorancia; en fin, los navegantes genoveses, venecianos, españoles y portugueses habían hecho surgir, como un segundo planeta unido al nuestro, un continente nuevo con sus plantas, sus animales, sus pueblos y sus dioses.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando