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Actualizado: 22 de junio de 2025


25 Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: cárdeno, o púrpura, o carmesí, o lino fino. 27 Y los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral;

6 aceite para la luminaria, especias para el aceite de la unción, y para el sahumerio aromático; 7 piedras de onix, y piedras de engastes, para el efod, y para el pectoral. 9 Conforme a todo lo que yo te mostrare, la semejanza del tabernáculo, y la semejanza de todos sus vasos, así lo haréis.

Lo que dicen los cicerones á los ingleses que visitan estas alhajas, y que por lo general es todo cuanto necesitan saber: que es toda de plata sobredorada con esmaltes, engastes de oro y pedrería, que pesa ciento nueve marcos, y que es obra de esquisito trabajo. La capilla del cardenal Salazar, llamada tambien de Sta.

11 De obra de grabador en piedra a modo de grabaduras de sello, harás grabar aquellas dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro. 12 Y pondrás aquellas dos piedras sobre los hombros del efod, [serán] piedras de memoria a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante del SE

12 El tercer orden, un topacio, una turquesa, y una amatista. 15 Hicieron también sobre el pectoral las cadenillas de hechura de trenza, de oro puro. 17 Y pusieron las dos trenzas de oro en aquellos dos anillos en los extremos del pectoral. 18 Y fijaron los dos extremos de las dos trenzas en los dos engastes, que pusieron sobre las hombreras del efod, en la parte delantera de él.

14 y dos cadenillas de oro fino; las cuales harás de hechura de trenza; y fijarás las cadenas de hechura de trenza en los engastes. 15 Harás asimismo el pectoral del juicio de primorosa obra, le has de hacer conforme a la obra del efod, de oro, y cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido. 16 Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho;

Sesenta y cuatro... sesenta y tres; ya no faltaban más que sesenta y tres kilómetros para llegar a Buenos Aires. ¡Bestia de ! Siempre se llega demasiado pronto. ¡Para lo que se encuentra al final!... Y una sonrisa de cansancio dejaba al descubierto su dentadura con engastes de oro. Ernestina expuso sus ilusiones, acompañándolas con un gesto de humildad. Ella era artista y ansiaba la gloria.

Al año siguiente ofreció en la misma fiesta una fuente de plata dorada, estimada en mas de doscientos ducados. En 29 de mayo de 1620 donó al cabildo una cruz grande de plata sobredorada con muchos engastes de oro y piedras preciosas, de ciento nueve marcos de peso.

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