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Actualizado: 22 de agosto de 2024


Cierto que no estaba el banquero en el pleno goce de su natural imperturbabilidad cuando estas cosas decía, como no lo había estado cuando se halló de improviso en el mismo hotel que habitaba, con la presencia de sus egregios amigos; que a este mismo «fenooómeeno» se agarró él como prueba de la existencia de la enfermedad, y que afirmó que la había cogido repentinamente una noche, muy pocas antes, en lo alto de la calle de Alcalá, hablando, desabrigado, con el ministro de Hacienda.

Era como perla que se esconde en un muladar. Ella me amó con el fervor y la ternura que hubiera yo querido hallar para en el corazón de alguna gran señora o de alguna princesa. Y yo gocé mal de aquel amor sin llegar a comprenderle, y le desprecié y me harté de él después de haberle gozado. La plebeya ruindad de mi enamorada trocó mi afecto y mi gratitud en vergüenza.

Un rico que gustaba de mezclarse con la gente pobre; no como los otros señores, que sólo se dejaban ver en los balconajes de los puentes para echar una mirada de lástima, huyendo apenas se volvían hacia ellos algunas cabezas, cual si no quisieran concederles ni el goce de la curiosidad.

Facundo ha jugado desde la infancia; el juego ha sido su único goce, su desahogo, su vida entera. ¿Pero sabéis lo que es un tallador que tiene en fondos el poder, el terror y la vida de sus compañeros de mesa? Esta es una cosa de que nadie ha podido formarse idea, sino después de haberlo visto durante veinte años.

No; el claro y abundante manantial de amorosas venturas, el tesoro de hechizos, el cáliz colmado de licor de celestial bienandanza, que con el auxilio de los dioses ella ha creado y en tiene, no puede ni debe tocar a labios impuros, apagando su sed, ni puede ser entregado para que le goce y profane a quien no sobresalga entre el vulgo de los mortales con eminencia desmedida.

Mientras tanto, don Carlos casi ayudaba á incorporarse á Manos Duras. ¡Levántate, hijo de... para que no digas que te mato sin defensa! Saca tu facón y pelea. El cuchillo lo tenía ya en la mano el gaucho, pero Rojas no lo había visto, turbado por el goce feroz de encontrar finalmente á ese hombre al alcance de su diestra.

Bastante esclavitud había tenido dentro de las Micaelas. ¡Qué gusto poder coger de punta a punta una calle tan larga como la de Santa Engracia! El principal goce del paseo era ir solita, libre. Ni Maxi ni doña Lupe ni Patricia ni nadie podían contarle los pasos, ni vigilarla ni detenerla. Se hubiera ido así... sabe Dios hasta dónde.

En estas lobregueces de la fantasía, acepto al mejicanito rico, docto y sin viruelas, si con él, por amo y señor de la señora y ama de Peleches, quedan las costumbres de allí en el mismo ser y estado en que ahora se hallan; con lo que le doy a usted una prueba bien evidente de que mis entusiasmos no pasan de los límites racionales que les corresponden; de que mis ambiciones se cifran en el goce de la luz, no en la absurda codicia del astro luminoso; en vivir como ahora vivo, en una palabra.

No, ya no quiero consolar al triste, ni con mis manos enjugar su llanto: ya mi alma, endurecida, se resiste hasta del bien al goce sacrosanto. Ya el dolor me arrebata y desespera, sin que consuelo á la paciencia pida: ya aborrezco el dolor... ¡el dolor, que era la ilusion más hermosa de mi vida!

No qué hay en ello, pero es lo cierto que hasta la cesantía parece que es un goce amargo para ciertas naturalezas, porque las emociones del pretender las vigorizan y entonan, y por eso hay muchos que el día que les colocan se mueren. La irritabilidad les ha dado vida y la sedación brusca les mata.

Palabra del Dia

beerotita

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