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Actualizado: 9 de mayo de 2025
Cuando iban visitas a la casa la enseñaba como una cosa rara, sonándola y dando a probar el peso, para que todos se pasmaran de lo arregladito y previsor que era el niño. «Esto se llama formalidad. Hay pocos chicos que sean así...».
España, con la mayor formalidad, está diciendo y haciendo lo mismo: huye del trato y familiaridad de todas las potencias de Europa por temor de que la engañen. Mientras más lo recapacito, mejor noto que la desconfianza que nos arrastra al retraimiento y al separatismo está en nosotros muy arraigada y conviene librarnos de ella.
La portera vio que doña Guillermina se quitaba el manto... «No, señorita, no sea tan viva de genio. Barreremos... pero ya verá lo que tarda esta granujería en volver a ensuciarlo». Pues lo vuelve usted a barrer. Bajó la señora al patio, donde había entrado un ciego tocando la guitarra y estaban algunos chiquillos jugando a los toros. «Eh, niños, hoy es preciso que tengamos mucha formalidad.
Sonrió el cochero, sacudió un latigazo al aire, el caballo extenuado saltó sobre la carretera dos o tres minutos, y como si aquello fuese una falta de formalidad indigna de sus años, que eran muchos, volvió al paso perezoso sin protesta de nadie.
Una de las mejores calles de Munich, que yo recorrí muchas veces, porque me placia estudiar aunque de paso la fisonomía de las tiendas y las casas, es la de Ludwig-Strasse, larga, ancha y bella. Los comercios y las tiendas, con ese carácter especial que yo encuentro en todo lo que es aleman, con esa exactitud y formalidad peculiares, merecen verse detenidamente.
Claro, ¡como no hay todavía franqueza entre nosotras, y tú eres una joven tan corta de genio!... ¿O es que piensas tomar el papel de casada por lo serio y comienzas ya a hacer provisiones de formalidad?... Lo cierto es que te desconozco esta noche... Ya ves tú..., el lance, al fin y al cabo, si no es serio, es nuevo para mí; y al verme tan cerca de él...
Llevaba ya tejido un buen principio a la hora en que Ramón volvía de la escuela. Deseó verle, mostrárselo y hacerlo su confidente esta vez más... Por eso pidió ella misma un nuevo descanso para que la llevasen al patio del servicio. La señora accedió, encantada. Estallando por hablar, en cuanto estuvo cerca de Ramón, le preguntó, con inusitada formalidad: ¿Tienes honor, Ramón?
Acaso esto viene de más adentro: acaso la formalidad cómica de los franceses para el ridículo, es una simple derivacion de otro carácter más universal, porque está más en el interior de su genio: su genio, que todo lo devora; que todo lo devora, conservándose intacto: que todo lo devora, sin devorarse jamás á sí mismo: su genio, decia, le lleva hoy á consumar un hecho cualquiera; pero á las veinticuatro horas este hecho está devorado y corre tras otro. ¿Cuál es este otro?
Isidro volvió a cerrar la verja y fue avanzando entre los jóvenes. ¡Orden, muchachos!... Orden y formalidad. A ver si viene un alemanote de ésos y os larga un par de mamporros por sinvergüenzas.
Además, tú eres libre y yo también lo soy. ¿A qué juramentos, a qué deberes hubiéramos faltado queriéndonos? ¿Me habías tú dado seriamente parte de tu compromiso con don Paco? ¿No podría yo suponer que era una coquetería sin formalidad ni consecuencia?
Palabra del Dia
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