Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de julio de 2025
Su expresión era extraña. El demasiado dolor la hacía sonreír. Caminó hacia la mesa. Removió la mecha del velón, la limpió, la retorció debidamente. Luego, sin pronunciar un vocablo, salió de la estancia. El rey don Felipe Segundo era llamado, con razón, el Prudente.
Pero dejemos á ese pueblo, verdadero advenedizo en tierra extraña, y harto opuesto á los indígenas por su religión y su lengua para formar nunca con ellos, un todo orgánico, y volvamos á tratar de los pobladores de las montañas, que permanecieron independientes, y fueron innegable germen de la nación española posterior.
Extraña cosa es que en un espacio tan reducido puedan reunirse tantos y tan dulces recuerdos.
Entre las dos se lo arreglaban todo, callando cuando ella aparecía. Con esto se hizo más tímida, más humilde; no se atrevía a quejarse de las faltas de la criada; trabajaba cada día más en la casa, echando sobre sí, cuando podía, el trabajo de su hermana; hacía esfuerzos por aparecer amable y simpática como si estuviera en casa extraña. D.ª Carolina trataba a su yerno con más ceremonia.
En su vida ha habido algún misterio, alguna extraña circunstancia romántica que, desgraciadamente, nunca creyó conveniente confiármela. Poseía un secreto, según me dijo, y, debido al conocimiento de ese secreto, obtuvo su gran fortuna. Hace media hora que he hecho un cálculo aproximado del valor actual de sus bienes, y, por lo bajo, creo que la suma pasará de dos y medio millones de esterlinas.
Pero advierta V. que estaba obligado a hacerlo porque era su reina quien se lo pedía. No importa, no importa; si la quisiera bien no hay reina que valga. Lo primero siempre es la novia. No me fue posible arrancarle tan extraña teoría de la cabeza.
Al entrar á la iglesia cada una desdoblaba su paño blanco, y con suma prontitud se lo acomodaba en la cabeza, atado con alfileres, dándole la forma extraña de una especie de cartucho horizontal.
Después de todo, ese sér trágico, de historia tan extraña y romancesca, dio su primer vagido entre las coronas marchitas de una comedianta, la cual le dio vida bajo el imperio del más ardiente amor. La pobre artista había quedado huérfana desde muy tierna edad. Amaba el teatro, era inteligente y bella, y de esa dulce gracia nació el pálido y melancólico visionario que dio al arte un mundo nuevo.
Sonriendo nerviosamente y con voz aguda y extraña, se dirigió a don Feliciano Gómez, que era la única persona que allí había: Ya sabrá usted que la z... de mi mujer se ha escapado con su chulo, ¿eh? Don Feliciano le miró sorprendido. Aunque era hombre que entendía poco de sonrisas, al verle sonreir de aquel modo se sintió sobrecogido, y le contestó con tristeza: Sí, Gonzalito, sí.
No se olvide de escribirme, Antoñita. ¿Lo hará usted así? La joven no se sintió con fuerzas para contestar ni para seguirles. Los dos se despidieron de ella con un ademán y salieron precipitadamente. Pero, merced a una extraña reacción, Antoñita, tan pronto como ellos desaparecieron recobró toda su energía y corriendo a la ventana de la estancia que daba al patio la abrió.
Palabra del Dia
Otros Mirando