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Actualizado: 10 de noviembre de 2025
Lloraba como las nubes de otoño y no paraba de exclamar día y noche: ¡Santa María, Santa María!, tanto que una criada que dormía cerca, creyendo que su ama estaba rezando las letanías, no dejaba de responder devotamente: Ora pro nobis. »Mi tío siguió Rafael recibió orden de pasar a América; volvió para tomar parte en la guerra de la Independencia, y no tuvo tiempo para pensar en amoríos.
Cuando pudo exclamar: Pero... su madre de usted.... ¡Dios mío, qué desgracia tan grande! estaba Artegui ya en la puerta, sin oír las ceceosas ofertas de servicio que le prodigaba Gonzalvo. ¡Don Ignacio! gritó la niña al ver poner la mano en el pestillo.
Pero no tardó en exclamar Federico: «¡La puerta está abierta! ¡Y hay luz en la celda!» Bajaron resueltamente y en la primera celda sólo hallaron el cadáver de Bersonín, lo que les impulsó a dar gracias a Dios, exclamando Sarto: «¡No hay duda! ¡Raséndil ha pasado por aquí!»
Á rial, para los dolientes volvió á exclamar la voz de la presidenta, con la mayor tranquilidad. Algunas piezas de á dos cuartos cayeron sobre la mantilla. Á rial para los dolientes añadió aún la mujer. Pero esta petición no produjo ya resultado alguno. ¿Cuántos semos? preguntó entonces aquélla.
Calló por un momento; pero las palabras acudían a su boca pugnando por salir y no pudo menos de exclamar al cabo: ¡Has estado cruel y has sido traidora! He servido de pantalla. Me habéis hecho el blanco de la maledicencia. Os habéis conducido de suerte que todo Madrid me calumnia, que mi marido recibe anónimos delatándome, y que tal vez muera de dolor o se mate.
Consintió en todo y abrazó cariñosamente a sus hijos, no sin exclamar, mirando al capitán detenidamente: Válgame Dios, muchacho, ¡y cómo has crecido y embarnecido en este decenio! ¿Quién al pronto había de reconocer en ti al rubio y travieso monaguillo de Capuchinos que repicaba tan bien las campanas?
La Reina de los Angeles, antes de ser la Señora de los cielos, fué la amantísima madre del Salvador. Con la proverbial caridad de Filipinas, afortunadamente no se ha llegado á escribir todavía en estas playas el filosófico pareado que inspiró un infanticidio á el autor de El Rey se divierte, al exclamar: «Amor, contra el honor, te dió la vida. Honor, contra el amor, te dió la muerte.»
Yo coroné vuestra obra con el éxito". Y después exclamar ante la patria: " ¡Salve a ti, encantadora Filipinas, yo te saludo, madre idolatrada! ¡Ya eres feliz, gloriosa y redimida! ¡Reina sobre la tierra libertada...!" Lucho, aunque el fardo del pesar me abrume, y bajo a la palestra sin recelos... ¡Triunfaré al fin! No soy cual ave implume incapaz de elevarse hasta los cielos...
El Conde levantó los ojos, y en el palco segundo de frente a la escena... en aquel palco, que era el suyo en otro tiempo, vio... ¡Ah! no se muere de placer ni de sorpresa, puesto que Arturo vive todavía... puesto que tuvo fuerzas y conservó bastante razón para exclamar: ¡Es ella! ¡Es Judit!... Pero al mismo tiempo permaneció inmóvil... sin atreverse a respirar... pues temía despertar de un sueño.
¿Quién habla de traición? ¡Miente! ¡miente quien lo diga! volvió a exclamar con la misma indignación García. Basta, repito. Mi resolución está tomada. Tú y yo hemos concluido para siempre. Al pronunciar estas palabras dio unos pasos hacia la puerta mirando fijamente a su amigo. Este también le miró estupefacto haciéndose cargo por aquel ademán que le arrojaba de su casa.
Palabra del Dia
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