Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de julio de 2025
Su aspecto, al mismo tiempo, era amable y glacial. Eugenio Rostand, padre del poeta, fué en sus mocedades un versificador estimable que tradujo á Cátulo bastante bien, y que más tarde dedicóse ahincadamente á la fundación de Bancos populares, de habitaciones para obreros y otras obras benéficas.
Se alejaría de aquella familia que sólo era en apariencia suya, pero a la cual no le ligaba lazo alguno; se casaría con Tónica, buscaría una tienda modesta y emprendería otra vez la conquista azarosa y difícil del dinero, teniendo por maestro a don Eugenio y siguiendo los procedimientos lentos y rutinarios del comercio a la antigua.
El alcalde se levantó con solemnidad. «¡Señores... se va a proceder al discutinio!». Entra la gente en tropel: comienza la lectura de papeletas; míranse los curas atónitos, al ver que el nombre de su candidato no aparece «¿Tú te moviste de ahí?», pregunta el abad de Naya al centinela. «No, señor», responde éste con tal acento de sinceridad, que no consentía sospecha. «Aquí alguien nos vende», articula el abad de Ulloa en voz bronca, mirando desconfiadamente a don Eugenio.
Eugenio. Sus transformaciones en veinte y cuatro horas.
La tienda había pasado de sus manos a las del primer marido de doña Manuela, y de éste a su actual dueño; pero don Eugenio no había dejado de vivir un solo día en aquella casa, fuera de la cual no comprendía la existencia.
Tenía don Eugenio un amigo antiguo que todos los días visitaba la tienda, y por profesar a Melchor algún afecto, unía sus exhortaciones de hombre práctico a las del principal. De todos los individuos que formaban la tertulia de Las Tres Rosas, don Manuel Fora era el más considerado, a causa de su fortuna sólida y cuantiosa y de respeto que gozaba en el comercio.
Vamos, mi querido Eugenio, ya sé que te han jugado una mala partida. ¡Cómo ha de ser! Es mucha perfidia. Así anda el mundo. Lo que importa es remediarlo. Remedio?.... es imposible ... Muy sencillo. Me gusta la frescura. Todo está en aprontar mas fondos, aprovechar el correo de hoy, y ganarle por la mano.
Los que habían emprendido el viaje para morir en un hospital, vegetar toda la vida como dependientes de corto sueldo o sentar plaza en el ejército de Cuba, ésos no eran tenidos en cuenta. Al hacer la estadística de los abandonados ante la veleta de San Juan, don Eugenio García, fundador de la tienda de Las Tres Rosas, figuraba en primera línea.
La pérdida es crecida, y ademas irreparable: el pérfido ha tomado sus medidas con tanta precaucion, que el desgraciado Eugenio no ha advertido la estratagema hasta que se ha visto enredado sin remedio.
Pero yo no puedo consentir.... Déjate ... Pero, y si esos caballeros, á quienes no conozco siquiera ... Tú desconfianza estaba ya prevista; aprovecha el correo, yo me voy, y en esta cartera encontrarás todo lo que se necesita. A Dios, mi querido Eugenio.
Palabra del Dia
Otros Mirando