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Actualizado: 4 de junio de 2025


Aquí tienes con que pagar repuso la abuela, poniéndole en la mano una moneda de oro de cuatro duros. ¡Oro! exclamó estupefacto Momo, que por primera vez en su vida veía ese metal acuñado . ¿De dónde demonios ha sacado usted esa moneda? ¿Qué te importa? repuso la tía María ; no te metas en camisa de once varas. Corre, vuela, ¿estás de vuelta?

El chófer, un artillero de pelo rojo y aspecto campesino, que lleva sobre el uniforme un chaquetón de caucho, increpa á la muchacha, la insulta por el sobresalto que le ha hecho sufrir. Ella, como si no le oyese, le dice con autoridad, tuteándole: Vas á llevar á estos dos viajeros. Es ahí cerca, á la Bastilla. La sorpresa deja estupefacto al soldado. Luego ríe ante lo absurdo de la proposición.

Los dos quedamos mudos por algunos instantes; yo contemplándola estupefacto; ella con la cabeza baja y sin abandonar mi brazo. ¿Pero dónde va V. á estas horas? Me voy con V. respondió alzando la cabeza y sonriendo como si dijese la cosa más natural del mundo. ¿Á dónde? ¡Qué yo! Donde V. quiera. Á un mismo tiempo sentí escalofríos de placer y de miedo. ¿Ha huido V. de su casa?

Este sabio lleva al olímpico Perícles a un gabinete o museo de figuras de cera y me le deja estupefacto y aturdido. ¿Qué tienen que ver Minerva y Júpiter, donde el oro, el marfil y el mármol sólo imitan lo exterior de la Naturaleza, y aun esto incompletamente y sin todos sus pelos y señales, como en las figuras de cera?

¿La condesa? exclamó el intendente. , la condesa. ¡Eso es imposible! Tengo pruebas que le impiden tramar algo contra . Poseéis un documento firmado por ella, ya lo . ¿Lo sabéis? murmuró el intendente estupefacto. La viuda aproximó su silla como para revelarle secretos importantes.

Julián oía estupefacto aquellas miserias de la vida pecadora, y se admiraba de lo bien que teje el diablo sus redes. Pero, señor... balbució . Si usted mismo lo conoce y lo comprende....

Habituado a mirar a las mujeres como a juguetes de niño, estaba estupefacto y hasta aterrorizado al encontrar en uno de esos seres débiles y despreciables, una profundidad de miras y una fuerza de voluntad, contra las cuales todas sus fuerzas personales, vigor físico, fortuna, situación social, autoridad de esposo, no tenían ninguna salvaguardia y estaban reducidos a la nada.

Quedóse Jacobo estupefacto al oír tales noticias, y cogiendo a Diógenes por un brazo, exclamó muy inmutado, como si aquella inesperada catástrofe política tuviera para él gran importancia: ¿Pero qué estás diciendo?... ¡Eso es imposible! ¡Polaina!... Ven acá y te lo dirá quien lo sabe.

Me agradan mucho los discursos sobre la paz cuando nada tengo que hacer y hago la digestión de la comida; eso conforta el ánimo. Y después de dichas tales palabras, Catalina se volvió tranquilamente y acabó de comer el trozo de jamón. Pelsly quedose estupefacto, y el doctor Lorquin no podía reprimir una sonrisa.

La sonrisa que contraía mi rostro desde que me presentara a él era tan extremosa, que ya me dolían las mandíbulas. De buena fe creía que me había explicado perfectamente y que no quedaba nada por decir. Así que me dejó estupefacto la respuesta del cura. Pero vamos a ver, ¿qué tengo yo que partir en todo eso?

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