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Actualizado: 2 de julio de 2025
Sucede á prima noche el desbarate: El pobre caballero está durmiendo. Entrégales la puerta Juan Oñate, Y así de golpe entraron con estruendo. A voces dicen todos ser dislate Que con la vida quede, que viviendo, Habrá de causar mal, pues está cierto El hombre no hablar
El que se propone estudiar en Paris tiene mas medios que en parte alguna del mundo, y por teatros de observacion provechosa y útil, tiene, ademas de sus bibliotecas, periódicos, teatros y academias, tiene, decimos, el boulevard, libro de mil capítulos de profunda enseñanza, tiene los barrios de los obreros, los de la aristocracia, los del comercio, los de los desgraciados, el curiosísimo de los traperos: las estadísticas, el alta y baja de la bolsa, las oscilaciones de la política europea, el vuelo de los periódicos, el tumultuoso estruendo de sus orquestas y bullentes placeres: la tremenda soledad de la desgracia y la miseria, las grandes fortunas pasando al lado de las heróicas y sufridas desgracias, el volcánico y abrasador placer que bulle agitado por todas partes y que grita sin tregua para que no se oiga la desentonada voz de la desgracia: los contrastes mas tremendos, las ruinas y las miserias, la gloria y el dinero: la calma mas perfecta, siempre pronta á convertirse en furiosa tempestad, el oscuro porvenir y el incierto presente: la creencia y la fe al lado del escepticismo y la burla: lo grande mezclado con lo pequeño, todos los contrastes, enfin, todos.
Los árboles flotantes y las hierbas arrastradas por la corriente se suceden en procesión interminable; á veces se oye el estruendo de un trueno; es el hundimiento de un trozo de bosque que las aguas habían minado.
El galope del caballo que amenaza atropellarnos, el ruido del torrente que nos puede arrebatar, el trueno que retumba y nos anuncia la tormenta, el estruendo del cañón que nos da noticia de que ha principiado una batalla, el ruido de las carreras, de la gritería, de los tambores y campanas, que nos indican el estallido de la cólera popular, la música estrepitosa que nos informa de la alegría causada por una fausta nueva, el concierto dedicado á los placeres del salon, el canto que nos hechiza con melancólicos recuerdos, con sentimientos de esperanza y de amor, el ay! que nos avisa del sufrimiento, el llanto que nos aflige con la idea del infortunio; todo esto nos dice el oido; sobre todo esto nada puede decirnos el tacto.
Salió pues de la selva Caravallo A la grita y estruendo que sonaba, Y vido que la gente de á caballo A gran priesa en las balsas se embarcaba. No curan ya mas tiempo de esperallo, Que de su vida ya no se esperaba, Teniendo por muy cierto que habia sido Cautivo de los indios, y comido.
Curemo allí salió disimulando El juramento hecho que tenia: Garay se llega á priesa, caminando Con gran estruendo, grita y vocería. Los indios que le estaban esperando, Vencidos de temor y cobardía, Tras la chusma se fueron, mas Curemo Mostrado ha su valor por gran estremo.
"Mi amor a tí decía arderá como el sol que siempre arde: ese sol, alma mía, da en otros horizontes vida al día que aquí mata en los brazos de la tarde. Sus alas extendiendo, la plúmea turba al aire ofrece en salva sonoroso estruendo, la tarde aquí con pena despidiendo, allá dichosa saludando al alba."
Debía también enterarse de la marcha de los trabajos. La idea de acompañar al espada en esta excursión hizo sonreír a doña Sol por lo absurda y atrevida. ¡Ir a aquel cortijo donde pasaba la familia de Gallardo una parte del año! ¡Entrar, con el estruendo escandaloso de la irregularidad y del pecado, en aquel ambiente tranquilo de casero corral, donde vivía con los suyos el pobre mozo!...
Buscó el retiro de rural sosiego y prosiguió su ruta sin desmayo. Para trazar su rúbrica de fuego, tras densa nube se recoge el rayo. Sobre el rojo fulgor del exterminio, sobre el mortal estruendo de las balas, en el azur, su natural dominio, serenamente desplegó las alas.
La agitación y el estruendo de esta lucha penetraba en el claustro, rompían su silencio, llamaba a la puerta de su celda y le excitaba y le convidaba a armarse y a ir al combate. Se le antojaba a veces que resonaba en sus oídos como la trompeta del día del juicio y que le resucitaba de entre los muertos.
Palabra del Dia
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