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Actualizado: 20 de junio de 2025
Ya verás, chiquillo, ya verás lo que voy a quererte después que hayas pasado esta crujía. Conviene que mamá te tome algún cariño y don Oscar te estime. ¡Uf! Ya habla de ti como si hubiera tropezado con un tesoro escondido.
Cabildo en la manera que estime conveniente; la cual haya de encargarse del mando, mientras se congregan los Diputados que se han de convocar de las provincias interiores para establecer la forma de gobierno que corresponda.
Hay asimismo otras muchas razones para que en el día se estime menos el dinero. Es la primera, que hay más. Es la segunda, que con el crédito llega más fácilmente a todas partes. Es la tercera, que produce menos intereses.
Y no hay excelencia en lo creado, cuyo valer no estime y pondere en lo justo; ni beldad en quien sin concupiscencia no se complazca, porque tiene ya hartura y plenitud de deleites purísimos; ni riquezas que no mire sin codicia, porque está agraciada y como heredada de los más preciosos dones; y ama sin celos al amor que da Dios a las criaturas, por que las comprende en su mente e imagina que todo el amor que vierte Dios en ellas, le recibe y le guarda para sí propia. ¿De qué sacrificio, de qué obra estupenda de caridad, de qué proeza de amor, de qué devoción, abnegación y martirio no será capaz el alma unida con Dios, y que se vuelve a las criaturas, y las contempla en Dios mismo, como si fuesen algo del ser y de la sustancia del objeto amado?
Una cosa me agrada de él... para que veas que todo no ha de ser malo... Quiere mucho a mi Joaquín, lo acaricia, le cuenta cuentos, lo pone a cabalgar sobre sus rodillas, le lleva dulces y juguetes... Esto sólo hace que le respete y le estime un poco, ya que no pueda de ningún modo quererle ni estimarle. JOAQUÍN. Has hecho de él la gran pintura.
Por desgracia, las aprensiones que asaltan a Fabrice no se hallan distantes de la certeza; aunque lo haya aceptado únicamente por desesperación, Beatriz ha entrado en casa del pintor como mujer honrada, con la más sincera resolución de sofocar todo sentimiento en contradicción con sus nuevos deberes, y decidida firmemente a identificarse con su marido; pero aunque estime sus talentos, hay en el arte del pintor algo de manual, un no sabía qué de mercantil que chocaba a esta altiva patricia.
Dejémoslo aquí, si les parece; y pues que no me sobra el tiempo tampoco, tenga el señor don Santiago la bondad de decirme en qué quedamos de nuestro negocio. Pues en lo dicho, señora marquesa, si usted no dispone otras bases más a su gusto. Yo acepto cuantas usted estime por buenas y equitativas.
Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante sí perdiendo la vida con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano, que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del buen capitán Diego de Urbina, que en la galera Marquesa estaba en el Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese, ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con honra.
Aun aquél que estime excesiva esta pretensión, ha de confesar, á lo menos, que el que usufructúe así las obras preexistentes, muestre simpatía por sus bellezas y por sus rasgos más notables, en vez de deslustrarlos, haciéndolos siempre descollar al presentarlos como suyos de nuevo.
Fuera de los méritos de este P. Urraburu, del que confieso ingenuamente que ni había oído hablar, poco ó nada hay que el autor anónimo celebre y estime en algo, en el movimiento intelectual de los jesuítas. Y la verdad es que ninguno de sus escritos ha alcanzado en España la popularidad y el aplauso que las obras de otros escritores pertenecientes al clero.
Palabra del Dia
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