United States or Fiji ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los hombres me imploraban con los ojos, como pobres cautivos; las mujeres me enseñaban sus pequeñuelos; los ancianos se ponían de rodillas. Yo era el vencedor que, al arruinar el Casino, talaba su patria, condenándolos á la miseria... Esta plaza estaba negra de gente. Al bajar de mi vehículo vi la escalinata del Casino ocupada por un cortejo grandioso.

Después se deshizo el montón y con algunos pedazos de vestido de menos y algunos bultos en los ojos de más, todos los alborotadores se marcharon corriendo hacia la tienda de comestibles. La boda penetró en el jardín, siguió solemnemente la orilla de la pradera, subió la escalinata y entró en el salón completamente adornado con ramos blancos.

No hay mas que atravesar la plaza del Casino, sus jardines en pendiente, y subir una escalinata hasta el llamado bulevar del Norte, para encontrarse con uno de los espectáculos más raros de Europa. Una acera es del príncipe de Mónaco y la de enfrente de la República francesa.

Al bajar la magnífica escalinata de la Bolsa, mi mujer me tira del brazo, en señal de llamarme la atencion, y me dice: Llévame á la fonda; yo me quedaré allí, mientras que vienes á visitar ese palacio. Me remorderia la conciencia, continuó mi compañera con más animacion, si los franceses me cogieran un franco por visitar la Bolsa.

Desgraciadamente los jardines, los caminos y los bosques son testigos impasibles de nuestras alegrías y de nuestros dolores. Si se interesan por nuestra muerte, lo disimulan admirablemente, pues los árboles del parque no se visten de luto por la muerte de su dueño. La señora Chermidy paladeaba la lentitud de los caballos. Habría querido subir al galope la escalinata que conducía a la villa.

Estaban frente al bengalow habitado por el hombre más rico del campamento, y vieron cómo salía éste y se acodaba en la barandilla de una de las galerías. Luego, al reconocerlos, bajó apresuradamente la escalinata de madera.

Tomaba su voz inflexiones de piadoso cariño, al mismo tiempo que las comisuras de su boca se dilataban en un rictus de cólera. Se puso el sombrero y salió. Desde lo alto de la escalinata pudo ver la calle enteramente solitaria. Toda la gente del pueblo estaba en los alrededores del parque improvisado.

Su belleza, un poco frágil, tenía algo de delicado y conmovedor. Te sofocas demasiado dijo el señor Neris con alarmada solicitud; vas a coger frío. Pero ya Raúl traía un chal y cubría con él los hombros de la joven con un matiz de galantería que la condesa, en pie en la escalinata, fue la única en observar. Por sus delgados labios se deslizó una enigmática sonrisa.

Cuando levanta los ojos ve á Toledo que se acerca, pero solo, con cierta confusión, temiendo por adelantado la cólera del príncipe. Este, que se siente bondadoso y tolerante después de sus violencias en la escalinata, adivina lo que va á decirle. No ha encontrado á Castro. Y le absuelve con una sonrisa benévola. El coronel habla: Marqués: don Atilio no quiere.

Será usted mi socio; le daré el cincuenta por ciento de las ganancias.... ¿No quiere?... Sea el setenta y cinco. Al ver que yo seguía avanzando escalinata arriba sin escucharle, se llevó un silbato á la boca. Su cara fué la de Sansón agarrándose a las columnas del templo. ¡Antes morir, que ver quebrada su casa! Sonó un estallido formidable, como si se rasgase el mundo.