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Actualizado: 2 de julio de 2025


Y al mismo tiempo la miraba con ojos de deseo. Ella hizo un falso gesto de susto: Matar, no... ¡qué horror! ¿Por quién me toma?... El servicio que tal vez le pida será muy dulce para usted... Ya hablaremos. Temiendo que el gaucho prolongase sus palabras de despedida, le indicó con un ademán enérgico que debía retirarse.

¿Separarnos? ¡Jamás! me contestó el buen viejo irguiendo su noble cabeza y acompañando sus palabras con un gesto enérgico que denotaba el profundo sentimiento que le había ocasionado mi resolución. ¿Separarnos? ¡Nunca! me repitió: mire, Julio... Mira, hijo mío agregó, déjame que te tutee, mis canas me dan derecho para ello, ¿es cierto?

Consistía no tanto en la paridad de los rasgos fisonómicos como en la analogía de las inflexiones de voz y del ademán sobrio y enérgico; consistía principalmente en un idéntico temblor de los párpados y de los labios bajo el golpe de una irritación súbita.

Alma vacía de felicidad, llena de dolor; pensamiento enérgico, corazón ardiente, fray Luis de Aliaga había abrazado por desesperación la vida del claustro. El, como nos lo ha dicho en los primeros momentos de dolor por la pérdida de la primera mujer que había amado, creyó que todo lo que podía ligarle en el mundo había concluído.

Poco á poco se iba estableciendo entre ellos la relación trazada por la naturaleza: ella, como ser débil, delicado y menesteroso, sometiéndose; él, como fuerte y enérgico, dominándola y protegiéndola. El camino estaba sombreado por avellanos, que con sus haces de troncos delgados, formando á modo de enormes canastillos, salían de los prados vecinos.

No. La vida no ofrece casualidades de tal especie. Esto sólo se ve en el teatro y en los libros. Indicó con un gesto enérgico su voluntad de no recibir al desconocido; pero en el mismo instante se levantó el cortinaje de la puerta, entrando alguien con un aplomo que escandalizó al ayuda de cámara.

No exageraba el poeta, porque realmente á la luz de las lámparas y candelabros, velada por la neblina de los aromas, debia parecer aquella rica techumbre lo que en enérgico lenguaje vulgar llamamos una ascua de oro.

De pronto, en lo mejor de su perorata, el judío se ve cortado por un enérgico ¡cáspita! que le hace enmudecer; al mismo tiempo, un colono español, que está presente como testigo del caíd, abandona su puesto, y aproximándose al Iscariote le suelta un chaparrón de insultos en todos los idiomas y de todos colores, entre otros, cierto vocablo francés sumamente ofensivo... El hijo de Sid'Omar, que comprende el francés, se ruboriza al oír semejante palabra delante de su padre, y se marcha de la sala.

Dos años hacía que mi tío vivía en mi compañía cuando, de pronto, una mañana, al sentarnos a almorzar, me dijo: Sobrino, me caso... Cualquiera creería que me dio la noticia con acento enérgico. ¡Muy lejos de eso! Su voz fue, como siempre, suave e insinuante como un arrullo, pues mi tío, aunque tenía el carácter del zorro, afectaba siempre la mansedumbre del cordero.

Volvió á ser el hijo de la huerta, altivo, enérgico é intratable cuando cree que le asiste la razón. ¿No quería oirle el amo? ¿Se negaba á darle una esperanza?... Pues bien; él en su casa esperaba; si el otro quería algo, que fuese á buscarle. ¡A ver quién era el guapo que le hacía salir de su barraca!

Palabra del Dia

buque

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