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Actualizado: 2 de julio de 2025
Donde Shakspeare habla en prosa, Clark habla en prosa; donde en verso libre, en verso libre; donde en versos aconsonantados, en versos aconsonantados. El estilo del traductor se ajusta también al del autor, y ya es enérgico, conciso y sublime, ya culterano, ya natural, ya claro, ya oscuro, ya elegante y sostenido, ya bajo y rastrero. El Sr.
Al revés que con la sentimental y lánguida inglesa, crédula e inocente como un niño, subyugada por su irresistible vencedor y adorándole como a un dios, Raúl se veía esta vez en presencia de una fuerza real, de un carácter firme, viril y enérgico, templado en la dura escuela de la desgracia.
Cruzó por su pensamiento una idea que la había halagado en los últimos días, cuando el joven la acompañaba en sus paseos. Ella podía abandonar á Torrebianca, que era un náufrago incapaz de salir á la orilla, é irse con Watson por el mundo. Un hombre enérgico y algo inocente como este joven, aconsejado por una mujer experta, podía acabar triunfando en cualquier país.
La madre pasó noches enteras llorando; él también, el hombre activo y enérgico, anduvo vagando mucho tiempo, como perdido en un sueño. Pero el que recibió la impresión más profunda fue el autor del accidente.
Aun en medio de su angustia, encontró el gesto enérgico y sus antiguos votos de soldado para rechazar a los enemigos. Se ahogaba, pero no quería que lo viesen los canónigos. Adivinaba en muchos de ellos la satisfacción tras el gesto compungido. ¡Que nadie le tocase! ¡
Durante los primeros días, el respeto y la veneración tenían cohibido al mayordomo en presencia de su señora y le obligaban, contra su natural, á mostrarse tímido y reservado. Vino después un período de confianza del cual hemos visto ya una muestra en la excursión á la romería. Su carácter franco y enérgico concluyó por sobreponerse al espíritu infantil de la condesa.
Siempre que hablaba Ferragut, le interrumpía el tío Caragòl maquinalmente para decir: «Así es, mi capitán.» Por primera vez dejó de mover la cabeza y de sonreír con su cara de sol. Estaba pálido y sombrío. Hizo con su redonda testa un signo enérgico y dijo lacónicamente: No, mi capitán. Ante la mirada de asombro de Ulises, creyó necesario explicarse.
En rigor de verdad, me sentía yo muy poco tentado de lo que se me ofrecía, porque no estaba mi cuerpo, hecho alheña, para macerado de nuevo sin otro estimulante más enérgico que el de ver un panorama algo más extenso que el que ya había visto. Como, usted guste me respondió el obsequioso caballero , y lo que más grato y cómodo le sea.
Parecía que estaba dormida; pero a la blanda voz de su amigo abrió los ojos, y, mirándole con inquieta expresión, balbució: ¿Eres tú?... ¡Cuánto has tardado! Pero ya no me voy sin ti dijo él, enérgico y amoroso . Aunque tú no quieras, te llevo ahora mismo. Parecía que quería clavarla sus palabras en el corazón, mientras la pulsaba con ansiedad devoradora.
Don Víctor llegó a reconocer, pero sin confesarlo a nadie, que él era menos enérgico de lo que había creído; «no, no tenía fuerza para oponerse al jesuitismo que había invadido su hogar». ¡Oh, por algo él vacilaba antes de consentir a De Pas apoderarse del ánimo de su esposa!
Palabra del Dia
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