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Actualizado: 23 de junio de 2025


Yo, que no he creído en nada, creo en su majestad irresistible, en su poder benéfico, que revoluciona nuestra existencia, haciéndola más cómoda y fácil... El dinero es también poesía, una poesía sobria, enérgica, intensa, más humana y conmovedora que la insincera y manida que ustedes vienen repitiendo hace siglos en sus versos. Esta afirmación provocó en Ojeda una risa franca.

Un tono bajo, reposado y muy sonable, que hacía resonar la iglesia donde rezaba, un rostro humilde y devoto, que con muy buen continente ponía, cuando rezaba, sin hacer gestos ni visajes con boca ni ojos, como otros suelen hacer. Allende desto, tenía otras mil formas y maneras para sacar el dinero. Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos.

No es muy correcto que una señora venga á visitar á un hombre tan malfamado como ; pero ¡habrán venido tantas aquí antes que yo! Y estas palabras fueron acompañadas de una risa maliciosa. A continuación se puso seria, y dijo con timidez: Vengo por negocios... por un asunto de dinero.

Todo cuanto había hecho en la semana lo contó puntualísimamente; pero ninguna parte de aquella Odisea de travesuras causó tan penoso efecto en el alma de la señorita de Rufete como estas palabras: «Estuve en casa de mi tía Encarnación, ¿sabes?..., y mi tía Encarnación y la tía Palo con ojos comían juntas; y tía Encarnación me dijo: «Anda, pillete, anda con tu hermana a que te de comer y te vista de señorito, pues bien puede hacerlo». Entonces mi tía Encarnación y la tía Palo con ojos se pusieron a hablar de ti, y mi tía Encarnación dijo que tienes un novio marqués que te da mucho dinero».

Hace sus preparativos de viaje, para ir a despedirse, después, de su padrino. Esto es lo que más le cuesta... aunque sólo le hablará de una breve ausencia. Al abrir uno de los cajones del escritorio para sacar dinero, lo primero que hiere su vista es una carta escrita sobre papel azulado: el único billete que ha recibido de ella.

Su porvenir de usted está comprometido. Le he hecho perder ya tres meses; nadie esperaba que durase tanto. Mi familia tiene mucha vitalidad; será necesario que me mate. Usted tiene derecho, ya lo ; para eso le ha costado su dinero. Pero déjeme aún algunos días; ¡es tan hermosa la luz! Me parece que respiro mejor. Don Diego le cogió la mano; estaba ardiente.

Sus preocupaciones de horas antes por la falta de dinero parecían olvidadas, como si hubiese encontrado el medio de amansar á su acreedor ó de pagarle. Durante el almuerzo, tuvo Robledo que hablar mucho para responder á las preguntas de ella, satisfaciendo la vehemente curiosidad que parecían inspirarle todos los episodios de su vida.

Apesar del dinero que había logrado juntar, no pretendía salirse de su esfera; siempre se manifestó respetuoso con los superiores. ¿Verdad, Saleta, que no era como esos piojos resucitados, que así que les suenan algunas monedas en el bolsillo olvidan las judías y el centeno, como si en su vida los hubiesen probado?... Valero, siéntese usted, y diga pronto si es vuelta eso que tiene... ¿Vienes a establecerte aquí, chiquita, o te vuelves a ver a los franchutes?

Después de estos consejos, don Gaspar Jiménez, senador, primer marqués de Jiménez, título pontificio que un prelado amigo le había alcanzado con algunas ofrendas bien regateadas al dinero de San Pedro, se dignó estrechar la mano del joven, recomendándole otra vez que desapareciera cuanto antes.

A nosotros nos está prohibido poseer dinero, pues nuestras pequeñas necesidades personales son suplidas por el padre superior, y de las riquezas de este mundo nada deseamos, salvo aquello necesario para socorrer a los pobres y aliviar a los afligidos. No tema usted le dije riendo, tendrá una suma para ese objeto.

Palabra del Dia

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