Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de octubre de 2025
¿No me has dicho una y mil veces que todo mi esfuerzo es vano, que no habría entre los dos más que el cariño de hermanos? ¿No me dijiste cien veces que tanto afán y amor tanto eran quimérico sueño? ¿que nunca en tus ojos claros la mirada de los míos clavara yo enamorado, porque tú solo podías darme un triste desengaño?
Nada, sino que me ha asustao, porque me dijo que quería entrar, y como estamos solas, pensé que me pasaría algo ... porque como es una así tan guapetona.... Y no tiene una mala cara.... Ya ve usted. ¡Ah! ¿El oficial aquél del otro día?... ¿Y dices que se quería meter aquí? Sí; y después me preguntó por usted. ¿Por mí? ¿Y qué le dijiste? Que estaba güena. Después dijo que si estaba aquí el viejo.
Eran cerca de las tres cuando Juan llegó al presbiterio. Me dijiste hoy, que tenías que hablarme... ¿de qué se trata? De algo, padrino, que va a sorprenderos, a entristeceros, y me entristece a mí también. Vengo a despedirme de vos. ¡A despedirte! ¿Partes? Sí, parto. ¿Cuándo? Hoy mismo... dentro de dos horas. ¡Dentro de dos horas! pero esta tarde debíamos comer en el castillo.
-En decir que maldecía mi fortuna dijiste mal -dijo don Quijote-, porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso. -Tan alta es -respondió Sancho-, que a buena fe que me lleva a mí más de un coto.
Esto lo dijo con un airecito de seguridad impertinente, en el cual adivinaba yo este pensamiento: «¡qué he de ser rechazado!...» Y tú... ¿qué le dijiste? Estuve por darle allí mismo unas calabazas más redondas y más duras que su cabeza. Pero me contuve. Me daba cierta lástima apabullarle en su doble orgullo de rico y de aristócrata. En estos casos las disposiciones deben ser mutuas.
Si yo hubiera creído lo que me dijiste, yo hubiera escusado esta pesadumbre; pero ya está hecho: paciencia, y escarmentar para desde aquí adelante.
Si me lo dijiste, no me acuerdo. ¿Pero cómo dejabas la cocina momentos antes de servir el almuerzo? Porque la zagala que tenemos no sabe las calles, y además, no entiende de compras.
24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para tomarla; y la ciudad es entregada en mano de los caldeos que pelean contra ella, a causa de la espada, y del hambre y de la pestilencia; ha pues, venido, a ser lo que tú dijiste, y he aquí tú lo estás viendo. 25 Y tú Señor DIOS me dijiste a mí: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; y la ciudad es entregada en manos de los caldeos.
Era hombre mozo, muy cortés y muy galán, ¿verdad, Nuncia?... A tí me parece que te hizo algunas carantoñas... Nuncita bajó los ojos ruborizada. ¿Quién se acuerda de eso ya? Era muy enamoradizo prosiguió Carmelita; pero al mismo tiempo bien criado y bien entendido... ¿Enamoradizo dijiste? Justo, no puede ser otro que Velázquez.
Pues él también te quiere a ti: al entrar en esta casa hace un momento, me vino a preguntar con semblante fosco si yo te galanteaba. ¡Qué tonto! exclamó la niña roja de placer. ¿Y tú qué le dijiste? Que no podía aunque quisiera, porque era tu hermano. ¿Y él que ha dicho? ¿De veras es V. hermano de esa joven? Y tú, ¿qué dijiste entonces? Y tan de veras, aunque de padre nada más.
Palabra del Dia
Otros Mirando