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Actualizado: 13 de julio de 2025
El resto de la mañana lo pasaba en un «boudoir» en que el mobiliario era de porcelana fina de Dresde, y la profusión de flores hacían de él un verdadero jardín de Armida; allí, reclinado sobre cojines de seda color perla, saboreaba el «Diario de las Noticias», mientras lindas mujeres, vestidas a la japonesa, refrescaban el aire, agitando abanicos de plumas.
Verdad es que el afán, que empezaba a comerle, de echar su cuarto a espadas, le hacía ver las cosas más a su alcance de lo que en rigor estaban. Desde luego era para él evidente, y en esto no se equivocaba, que la redacción del Diario de Sesiones se encargaba de convertir en un discurso perfecto la más completa sarta de desatinos.
Su cuerpecillo, magro y desvencijado por el diario chocar con los esquinazos de la miseria, se guarece en un chaquet ribeteado de trencilla, de un negro desvaído, al que las virtudes de constante pulcritud de su dueño han dado un magnífico brillo que miran envidiosos los puños deshilachados y la tirilla restaurada con tiza, por el buen parecer, el día en que Su Excelencia tiene la bondad de llamarle a la firma.
9 de noviembre de 1801. Las ocupaciones no me han permitido continuar este diario hasta hoy. En este momento llego de Lyón; he ido a acompañar a mi hijo al colegio. Esta nueva separación de mi Alfonso me ha causado hondo pesar.
El diario referido de Colón, en el primer viaje, menciona la espingarda como arma de mano de que disponían los tripulantes de las carabelas; pero habían de ser muy pocas, no estando por entonces generalizadas.
Nadie iba á traerle el pescado para el diario alimento, ni el agua necesaria, ni la leña para hacerle hervir el caldero. Lo único que le tranquilizó, dándole la seguridad de no morir de hambre, fué ver que no quedaba nadie en torno de él capaz de cortarle el paso. El destacamento de soldados que vivaqueaba antes entre el puerto y la playa había desaparecido.
Nota 1.ª El Padre Cardiel, en su regreso por la costa, tomó tres alturas, y ninguna cuando marchaba al Rio Colorado, porque no las expresa en su diario: y así la distancia de 70 leguas del Volcan al Arroyo de la Ascension, y cuatro leguas mas al S, son arbitrarias por estimacion, en que puede haber mucha diferencia.
Hase visto que los buscadores de oro comenzaron no queriendo más que oro, oro y siempre oro, y destruyendo al hombre. Colón, á pesar de ser el mejor de todos ellos, en su Diario nos indica lo que acabamos de manifestar con una candidez terrible que, anticipadamente, entristece el ánimo pensando en lo que harán sus sucesores.
Su vida se deslizaría en la monotonía del trabajo diario y del negro cuidado de la existencia, más negro todavía cuando estuviese sola. Y, en un impulso de ternura inquieta, que asustaba a la descuidada criolla, la besaba locamente repitiendo: ¡Oh! querida mía, no me dejes, no me dejes jamás...
Esta elevadísima cifra, que tambien aboga en pro del grande amor á la lectura que se ha dispertado en nuestro pueblo, se aumenta todos los dias; cuéntanse muchísimas bibliotecas que publican á volúmen diario, y alguna de ellas tiene mas de cincuenta mil suscritores.
Palabra del Dia
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