Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de julio de 2025


El P. Gil ni creyó bueno el despertarle para despedirse, ni se atrevió a marcharse sin hacerlo. En esta incertidumbre, se puso a hojear algunos libros que andaban esparcidos sobre la mesa. Tropezaron sus ojos con uno de geografía, y leyó distraídamente algunos párrafos. Al cabo la lectura logró interesarle.

Salí de la pieza y me reuní a Mabel, que me esperaba vestida en el vestíbulo. Después de despedirse rápidamente de Isabel Wood, su antigua condiscípula, la saqué de allí, la hice subir a la volanta y con ella me volví a Chipping Norton.

Brillaba con tanta evidencia la curiosidad amable en sus lindos ojos, que Charito, impaciente, la abordó con un tema trivial, el primero que se le ocurrió. Julio, como distraído por una preocupación, volvió a despedirse.

Cosas de política.... Eso del obispo y el gobernador... lo de las votaciones que corre prisa... en fin... cosas de política. La Regenta no insistió. Se retiró sin acercarse a su marido, que no la buscó tampoco para darle el beso en la frente con que solían despedirse todas las noches. Respiró Quintanar cuando se vio solo. «Aquello había salido bien. No se había descubierto.

Lo primero que pensó al mirar el reloj fué que Flora pudiera haberse marchado sin despedirse y llamó en alta voz á D.ª Robustiana. No, Flora aún estaba en su cuarto arreglándose. D. Félix, cuando se hubo retirado el ama de gobierno, abrió su armario, acercó á él una silla, se encaramó sobre ella, sacó algunos legajos y tomó un bote de hoja de lata que había detrás de ellos.

Me dijo, al despedirse, que don Sabas estaba ausente del lugar, auxiliando a un moribundo de otro pueblo, cuyo párroco se hallaba enfermo.

La duda que le mortificaba era esta: «¿Y él? ¿estaba convidado De Pas?». No lo sabía, y no quería marcharse sin averiguarlo. Como pasaba el tiempo, y ya gabinete y salón quedaban poco a poco despejados, el Magistral creyó que debía irse. Se acercó a la Marquesa, pero no tuvo valor para despedirse y le habló de cualquier cosa.

Harta paciencia tuvo para no intentar nada hasta aquel momento. Cuando Leocadia le dijo que Pepe, a juzgar por la ropa que se puso, debió ir a despedirse de su novia, Tirso, resuelto a llevar las cosas de prisa, determinó ver dentro del mismo día a la muchacha, fiando, mucho más que en su propio ingenio, en la emoción que había de causarla la sorpresa.

Siento no necesitarlas. Es buena ocasión. Adiós. Trasladóse al Banco, asistió a la reunión, y después de hacer efectivos los nueve mil duros del talón, salió con su amigo Urreta, otro de los célebres banqueros de Madrid. Al llegar cerca de la Puerta del Sol, se dieron la mano para despedirse. ¿Adónde va usted? le preguntó Salabert.

Mientras Pepita discurría así allá en su mente, y resolvía con tanto tino sus negocios del alma, don Luis bajó hasta el zaguán, acompañado por Antoñona. Antes de despedirse dijo D. Luis sin preparación ni rodeos: Antoñona, que lo sabes todo, dime, quién es el conde de Genazahar y qué clase de relaciones ha tenido con tu ama. Temprano empiezas a mostrarte celoso.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando