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Actualizado: 22 de julio de 2025


O no había sido santa y hermosa aquella primera pasión, y entonces lo más poético de la vida de ambos se desvanecía; o si la pasión había sido santa y hermosa, ellos habían sido sacrílegos e infames, profanándola y hollándola. Mutileder desistió ya de matar a Echeloría y de matarse; pero aquel dolor oculto iba a matar a los dos.

Y al extender sus brazos con un gesto de inmensidad, como si nadie pudiese abarcar la fortuna de Jaime, añadía convencido: Un Febrer nunca es pobre. Usted no podrá serlo nunca. Después de estos tiempos otros vendrán. Jaime desistió de hacerle reconocer su pobreza. Mejor era que le creyese rico.

Le había creído un simple empleado, y su respeto á las jerarquías sociales hizo que bajase el revólver. No por esto desistió de sus gestos imperiosos. Empujó á don Marcelo para que le sirviese de guía; lo hizo marchar delante de él, mientras á sus espaldas se agrupaban unos cuarenta soldados.

Iba á abrir la boca para pedir el telegrama, cuando vió al empleado desaparecer con él en el cuarto donde estaban los aparatos de transmisión. Desistió ante las explicaciones que tendría que dar; suspiró y salió pensando: "¡Sea lo que Dios quiera! Después de todo, puede que Mauricio sea más razonable á los veintiocho años que su tutor á los sesenta."

Recobró parte de sus fuerzas, algo del buen humor, y las presunciones de próxima muerte se desvanecieron en su espíritu. Mas no por esto desistió de llevar adelante un plan que había llegado a ser casi una manía, absorbiendo todos sus pensamientos.

Abrió un libro devoto y lo volvió á cerrar sin haber leído cuatro renglones: empezó una carta, y apenas hubo puesto delante de el papel y mojado la pluma en el ancho canjilón de loza que le servía de tintero, desistió de su idea y comenzó á recorrer la celda agitado y nervioso, como tigre enjaulado. Mala cara tenía entonces: más bien qué superior de una orden monástica, parecía un facineroso.

No por esto desistió de su intento el señor López, pues Colón ofrecia un nuevo mundo y con la misma indiferencia glacial fueron recibidas sus teorías en las altas esferas; y del mismo modo que Colón volvió su mirada á la Iglesia, siempre patrocinadora de toda idea noble y elevada y fué oido é hizo que prosperaran sus afirmaciones, por la intervención y apoyo de un humilde religioso; así este señor recordó que en el mes de Mayo del mismo año, un sacerdote sevillano se había dirigido á él, como Director de la estación Sericícola que el estado tiene establecida en Murcia, en atenta carta, haciéndole algunas consultas y pidiéndole instrucciones acerca de la industria sedera y en especial de la cria del gusano productor de la seda, y acudió á él, como náufrago á tabla de salvación, y éste humilde clérigo, y por lo tanto «clerical, retrógado, oscurantista y medio evalcomo lo llaman los «intelectualesprestó atención á sus deseos, expresados con tal entusiasmo y con tal profusión de datos prácticos, encaminados á probar sus observaciones, que rendido á la evidencia, con las cortas nociones que de la industria tenia, hizo suyo el pensamiento y, desde luego, le indicó los medios con que se podía contar en la región para hacer práctica su propaganda.

Pensó contarle la insolente pretensión de don Andrés para que don Paco le tuviese a raya; pero pronto desistió de tan cobarde propósito. Al fin, como Juanita era muy devota, tomó su mantón y se fue a rezar a la iglesia, esperando encontrar allí inspiración y consuelo. Juana se había ido ya de nuevo a casa de don Andrés a continuar sus ocupaciones culinarias y sus preparativos de la gran cena.

No obstante pudo haberse logrado una accion gloriosa, si las compañias de caballeria hubieran imitado á los pocos de la vanguardia que peleaban con intrepidez y arrojo: pero á pesar de la celosa actividad con que procuró llevarlas al combate su Comandante Mendiolaza, no pudo reducirlas con la persuasion ni el ejemplo que les dió, poniendose á la cabeza de ellas, haciendo fuego él mismo á los enemigos, en medio de un torbellino de piedras, que le arrojaban con sus hondas desde muy corta distancia: y viendo que nada bastaba, desistió del intento que se habia propuesto, de mantenerse en aquel sitio hasta el dia siguiente, para continuar el ataque, y mandó tocar la llamada para retirarse á Puno, como lo efectuó.

Para que una mocita decente esté tranquila en esta casa, ¿necesitará la señora atar a usted con una cadena al lado del mono? Don Alvaro, que era tímido, blandengue y avezado a la servidumbre, receló que Juanita armase un alboroto, le cobró miedo y desistió de su amorosa empresa.

Palabra del Dia

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