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Actualizado: 23 de noviembre de 2025


Este, desesperado por el robo que acababan de hacerle, que constituía todo su caudal y la fuente de sus ingresos, no se resignó á perder sus animales y se dispuso á recuperarlos.

El temperamento de Octavio guardaba bastantes afinidades con el suyo, lo cual le traía desesperado. D. Baltasar hubiera dado cualquier cosa por que su hijo fuese un lagarto que se perdiera de vista, un truchimán capaz de enredar con sus artimañas á todo el concejo. Pero desgraciadamente no era así ó, por mejor decir, era todo lo contrario. «Este chico, decía, me da á quince y raya.

La señora de Maurescamp manifestose en los primeros tiempos completamente rebelde a toda idea de reconciliación. Pero después de dos o tres meses pasados en un estado de estupor desesperado, pareció despertarse repentinamente bajo la impresión de nuevas reflexiones. Declaró a su madre que cedía a sus consejos, que volvería a casa de su marido y que sólo pedía algunos meses de retardo.

Dejo de referir aquí, para no pecar de prolijo, los lamentos y quejas de esta dama, las muestras de dolor y de enojo, combinadas con las de piedad, al creerme víctima de un amor desesperado por ella, y los demás extremos que hizo, y a los cuales todo atortolado no sabía yo qué responder ni cómo justificarme. Pero no fue esto lo peor, ni se limitó a tan poco la maldad de la chacha Ramoncica.

Opuso un mutismo desesperado á las preguntas de Esteban, y al fin exclamó: ¡Tu padre nos abandona!... ¡Tu padre se ha olvidado de nosotros!... Y salió del comedor para ocultar las lágrimas que habían afluído á sus párpados. El muchacho durmió algo intranquilo, pero durmió.

¡Un falso testimonio! si yo no supiera de seguro que mi mujer es amante del sargento mayor don Juan de Guzmán ¿por qué había de estar desesperado? ¡Don Juan de Guzmán! exclamó el padre Aliaga, poniéndose pálido ; yo conocí á un Juan de Guzmán, soldado de á caballo; ¿qué edad tiene ese hombre? Más de cuarenta años, pero aparenta menos.

Quedó mirando fijamente a la hermosa dama con sus ojos africanos, de una melancolía lacrimosa, que parecían implorar compasión. ¡Doña Zol!... ¡Doña Zol! murmuró con acento desesperado, como si la reconviniera por su crueldad. ¿Qué hay, amigo mío? preguntó ella sonriendo . ¿Qué le ocurre a usted?

¡Dios mío! ¡feliz!... ¡y se ha ido á vivir á casa de una comedianta! ¡y la ha acompañado al teatro y... no me ama... si me amara... no afrentaría mi amor enamorando á una mujer perdida! ¿Pero quién te ha dicho eso? El bufón del rey. ¿Qué mujer más hermosa y más pura que puede él encontrar?... ¿le has desesperado acaso, Clara? , señora.

Lea contestó en tono brusco y desesperado: ¡Porque te amaba! ¿Y por eso me condenaste á un suplicio peor que la muerte?... ¿Quién era, pues, la mujer asesinada? ¿Qué te había hecho? Lo mismo que . Me hacía traición descaradamente; iba á marcharse contigo; me insultaba con su triunfo y se burlaba de mis celos... Jacobo se estremeció. Acababa de comprender. ¡Era Juana Baud! ; era ella.

No contó su historia el pescador sin hacer muchas pausas, y á cada una le decia Zadig, arrebatado y fuera de : ¿Con que nada sabeis de la suerte de la reyna? No, señor, respondia el pescador; lo que , es que ni la reyna ni Zadig me han pagado mis requesones, que me han robado á mi muger, y que estoy desesperado. Yo espero, dixo Zadig, que no habeis de perder todo vuestro dinero.

Palabra del Dia

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