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Lo que sucedió poco después, va a referirlo la marquesa misma: «Se abrió rápidamente la puerta de escape, y apareció Luz delante de , de la manera más extraña: el pelo destrenzado y flotante sobre la espalda, y recogido lo demás en ancho lazo sobre cada sien; el blanco peinador mal ceñido a su cuerpo; entre las manos, convulsas, un papel, y la cara..., ¡oh!, el espanto, la ira, el dolor, la sorpresa, el desconsuelo... todo esto se podía leer en su cara transfigurada, y en su actitud resuelta e indecisa al mismo tiempo.

El silencio de la joven, el creciente desconsuelo de sus miradas, el temblor de sus manos, la ansiedad que agitaba su seno, demostraban más y más al magistrado que había tocado la nota precisa; que verdaderamente Zakunine se había sentido otra vez presa del amor de la Condesa, que la nihilista había sufrido de los celos, que allí era necesario encontrar la razón del misterio.

Expulsada de aquellos sitios por su propia delicadeza y buen gusto, solía dirigirse hacia el Norte y acercarse a la Puerta del Sol «para respirar un poco de civilización». Pero no se aventuraba mucho por los barrios del centro, porque la vista de los escaparates, llenos de objetos de vanidad y lujo, le causaba tanta pena y desconsuelo, que era como si le clavasen un dardo de oro y piedras preciosas en el corazón.

Estremeciéronse muchos y sintieron sus pelos erizarse. No, aquello no era ficcion, no era charlatanería; la cabeza era una víctima y lo que contaba era su propia historia. ¡Ay! dijo agitándose con desconsuelo; yo amaba á una joven, hija de un sacerdote, pura como la luz, ¡como el loto cuando se acaba de abrir!

No hay una fuente de sensación más pura, más alta, que la contemplación de esas riquezas artísticas y científicas; penetra en el alma, es cierto, un hondo desconsuelo, cuando la deficiencia de la preparación intelectual hace que un mármol sea mudo para nosotros; pero, sin duda alguna, los horizontes de la inteligencia se ensanchan en cada visita a un mundo semejante.

Con motivo del nacimiento del infante D. Felipe Próspero á 28 de noviembre tuvieron la ciudad y el cabildo catedral grandes fiestas, que duraron hasta el año siguiente; pero la temprana muerte de este príncipe trocó en desconsuelo la pública alegría. El real erario, siempre exhausto, exigia nuevos impuestos.

El desconsuelo de aquella honrada mujer y el recuerdo de la cariñosa abnegación que la debla, eran el único vínculo con que la hija de los marqueses de Montálvez se sentía ligada a la casa paterna a medida que iba alejándose de ella por el camino de Francia. No era suya la culpa. Su corazón no podía dar otro fruto que el de las semillas que se habían depositado en él.

Entonces ya la niña, comprendiendo, y descolorida y turbada, le asió de la manga de la americana, exclamando: ¿Pero qué... cómo? ¿Qué quiere decir eso del tren? Lo natural, señora pronunció con su ademán cansado el viajero . Que sigo mi ruta; que voy a París. ¡Y me deja usted así... sola! ¡Sola aquí, en Francia! gimió Lucía con el mayor desconsuelo del mundo.

Currita no sintió esta vez ira, sintió una sensación penosa, amarga, desconocida para ella, que se le figuró semejante al desconsuelo de verse sola y desamparada por un ser querido; aquella niña le había recordado a Lilí.

Con un poco de trabajo transportaron a Relimpio al sofá, donde le tendieron, y él entonces entreabrió los ojos y los labios echando una mirada y un suspiro sobre el mundo, de que se alejaba para siempre. La notabilísima alteración de las facciones del anciano alarmó a Miquis, el cual respondía con muda expresión de desconsuelo a las apremiantes interrogaciones de Emilia.