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Actualizado: 2 de julio de 2025
No hai memoria de que viviesen en aquella edad judíos en las tierras de España. Estrabon, que al hablar de cuanto se habian estendido por el orbe, desciende á referir en particular las provincias en que ya habitaban, nada dice de la española.
Cuanta melancolía lleva al alma uno de esos breves crepúsculos en que el astro del día desciende oculto tras los inmensos pliegues de brumas, que forma el insondable manto de los cielos. ¡Qué momentos tan llenos de sentimiento los que se mezclan con los pausados ecos de la oración de la tarde!
El lenguaraz intérprete Sa-Tó, que el general había mandado para ponerse a mi servicio, me explicó que las cartas del sello imperial anunciando mi llegada, se habían recibido hacía tiempo por conducto de los correos de la cancillería que atraviesan la Siberia en trineos, desciende sobre los lomos del camello hasta la Gran Muralla tártara, y entregan allí su maleta a esos corredores mongólicos, vestidos de cuero escarlata, que noche y día galopan hacia Pekín.
Un lucero, no más, lleva por guía; Por himno funeral silencio santo; Por sólo rumbo la región vacía Y la insondable soledad por manto. De allí desciende tu callada lumbre Y en argentinas gasas se despliega De la nevada sierra por la cumbre Y por los senos de la umbrosa vega.
En las comedias religiosas desciende Moreto de la perfección, que imprimió Calderón en este género, al estado informe del mismo, que se nota en muchas de la misma especie de Lope de Vega y aun en las de Mira de Mescua, siendo extraño que un escritor como éste, que se muestra en otras obras suyas tan juicioso, tan instruído, de tan buen gusto y tan conocedor de su arte, nos ofrezca aquí sólo materiales groseros y mal trabajados, como si ignorase por completo las exigencias de la composición dramática. Los siete durmientes y San Franco de Sena ostentan sólo esas extravagancias incomprensibles y esos delirios, indicados ya por nosotros en diversas ocasiones, al tratar de las comedias de esta clase de los poetas á que aludimos, pero sin el ingenio que á veces se observa en las mismas, juntamente con los mayores absurdos. El primero de estos dramas nos ofrece la historia de Los siete durmientes. La heroína, al aparecérsele el Hijo de Dios mientras sacrifica á los dioses, abjura de sus creencias y recibe el anillo nupcial del Divino mensajero. Después, cuando debía casarse con el general Dionisio, obedeciendo las órdenes del emperador Decio, declara públicamente que, habiendo celebrado ya más santos desposorios, le es imposible casarse de nuevo; siendo tanta su elocuencia, que convierte al mismo Dionisio al cristianismo, como éste, por su parte, lo hace con sus seis hermanos. El Emperador, fuera de sí de ira, manda que los siete hermanos sean encerrados en una caverna para que mueran allí de hambre. En el último acto, muchos siglos después, se abre esa caverna, despiertan los hermanos del milagroso sueño en que han vivido tan largo tiempo, se encaminan á
Los demás compañeros, que permanecían a caballo, hablaban entre sí e indicaban hacia el fondo del valle que a la derecha desciende en forma de hendedura hasta Grinderwald.
El campesino desciende de la aldea, el arriero camina pausadamente detrás de las mulas y el pastor sigue a sus ovejas. Cada hora que se aproxima es testimonio de otras escenas. Algunas veces una sola ráfaga de aire basta para cambiarlo todo. Todas las selvas se inclinan, los sauces se blanquean en sus copas, los arroyos aparecen rizados en su superficie y los ecos suspiran.
Una vez que se desciende completamente á la llanura, el terreno, sin ninguna de esas inflexiones que lo hacen pintoresco, no es mas que una pampa de cereales casi totalmente desierta.
1 Desciende, y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia; siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos, que nunca más te llamarán tierna, y delicada. 2 Toma el molino, y muele harina; descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las piernas, pasa los ríos. 3 Será descubierta tu vergüenza, y tu deshonor será visto; tomaré venganza, y no ayudaré a hombre.
Sobre cada forma todavía tiritante, el telón, como un paño mortuorio, desciende con un ruido de tempestad. Y los ángeles, todos pálidos y macilentos se levantan y cubriéndose afirman que ese drama es una tragedia que se llama «El Hombre» de la cual el héroe es el Gusano Vencedor....!
Palabra del Dia
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