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La encamisada , pues, de los caballeros y soldados se puso a mediar con el Güésped el caso , y don Cleofás, sobre un Arte poética de Rengifo , que estaba también corriendo borrasca entre esotros legajos por el suelo, tomó pleito homenaje al tal poeta, puestas las manos sobre los consonantes, jurando que no escribiría más comedias de ruido, sino de capa y espada, con que quedó el Güésped satisfecho; y con esto se volvieron a sus camas, y el Poeta, calzado y vestido, con su comedia en la mano, se quedó tan aturdido sobre la suya, que apostó a roncar con los Sietes Durmientes , a peligro de no valer la moneda cuando despertase.

Ni por esas. Mientras más consuelos le daba Belén, más inconsolable estaba la otra, y más caudaloso era el río de sus lágrimas. Sor Antonia, la madre que gobernaba allí, se despertó, y para disimular su descuido, dio una fuerte voz, sin incomodarse mucho con las durmientes y añadiendo que hacía un calor horrible.

Además de su gran mérito por suministrar excelente material para curtir, el árbol es muy útil para los ferrocarriles y la construcción de cercas, ya que es sumamente duro y el único material que se encuentra a mano para durmientes. Debe advertirse que su fama se ha propagado tanto que ahora se exportan a Europa muchos durmientes de esta madera.

Una mañana, la música de á bordo, que hacía oir todos los domingos el Coral de Lutero, despertó á los durmientes de los camarotes de primera ciase con la más inaudita de las alboradas. Desnoyers se frotó los ojos creyendo vivir aún en las alucinaciones del sueño. Los cobres alemanes rugían la Marsellesa por los pasillos y las cubiertas.

Tiene sus curvas y sus remolinos, sus bajadas y sus crecidas, sus durmientes, sus rápidas y sus cataratas.

Acostumbrada la prójima a levantarse a las nueve o las diez de la mañana, éranle penosos aquellos madrugones que en el convento se usaban. A las cinco de la mañana ya entraba Sor Antonia en los dormitorios tocando una campana que les desgarraba los oídos a las pobres durmientes.

En las comedias religiosas desciende Moreto de la perfección, que imprimió Calderón en este género, al estado informe del mismo, que se nota en muchas de la misma especie de Lope de Vega y aun en las de Mira de Mescua, siendo extraño que un escritor como éste, que se muestra en otras obras suyas tan juicioso, tan instruído, de tan buen gusto y tan conocedor de su arte, nos ofrezca aquí sólo materiales groseros y mal trabajados, como si ignorase por completo las exigencias de la composición dramática. Los siete durmientes y San Franco de Sena ostentan sólo esas extravagancias incomprensibles y esos delirios, indicados ya por nosotros en diversas ocasiones, al tratar de las comedias de esta clase de los poetas á que aludimos, pero sin el ingenio que á veces se observa en las mismas, juntamente con los mayores absurdos. El primero de estos dramas nos ofrece la historia de Los siete durmientes. La heroína, al aparecérsele el Hijo de Dios mientras sacrifica á los dioses, abjura de sus creencias y recibe el anillo nupcial del Divino mensajero. Después, cuando debía casarse con el general Dionisio, obedeciendo las órdenes del emperador Decio, declara públicamente que, habiendo celebrado ya más santos desposorios, le es imposible casarse de nuevo; siendo tanta su elocuencia, que convierte al mismo Dionisio al cristianismo, como éste, por su parte, lo hace con sus seis hermanos. El Emperador, fuera de de ira, manda que los siete hermanos sean encerrados en una caverna para que mueran allí de hambre. En el último acto, muchos siglos después, se abre esa caverna, despiertan los hermanos del milagroso sueño en que han vivido tan largo tiempo, se encaminan á

Recibía de tarde en tarde cartas del poeta, cada vez más breves y más tristes, con letras temblorosas que delataban su decadencia. Al entrar en el despacho sintió la misma impresión de los durmientes de las leyendas, que creen despertar después de unas horas de sueño y han dormido docenas de años.

Distribución de las tracas del forro exterior, y cómo estaban dispuestas las costuras de dicho forro. Cómo estaba dispuesto el forro interior ó si sólo constaba de palmejares. Disposición de la cubierta y del plano, baos, durmientes, trancaniles, tapas, entremiches, medios baos, etc. Cómo estaba todo esto dispuesto y cuáles eran las dimensiones de estas piezas.

Y Chinto se echaba dócilmente a la calle en busca de anís.... Volvía a presentarse la terrible comadre, toda fatigosa y sofocada. Vino... ¿hay vino? ¿Para ti? murmuraba sin poder contenerse la impedida. Para ti, para ti.... ¡Para ella, demonche, que bien necesita ánimos la pobre!... ¿Piensas que yo le doy desas jaropías de los médicos, desos calmantes y durmientes? ¡Calmantes!