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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Los vagabundos del desierto social, los desertores de la caravana, los expulsados de ella, las fieras, los abortos de la noche, rondaban en torno del vivac, sin atreverse a salir del círculo de tinieblas, por miedo a afrontar la luz. Les cegaba el fuego; intimidábales con glacial escalofrío el brillar de las armas caídas junto a los durmientes.
Avanzaban los músicos quedamente a lo largo de los corredores todavía iluminados por la luz eléctrica, y deteniéndose en un cruce, embocaban sus instrumentos, repitiendo la solemne alborada. Los durmientes se agitaban en sus lechos. Todos sabían lo que significaba esta música oída entre sueños. El Coral de Lutero.
Sólo para la traza externa del argumento, que representa simbólicamente á la vida humana como un sueño, puede haberse fundado en la narración de Marco Polo, De consuetudinibus et conditionibus orientalium regionum, lib. II, cap. 28. Más se parece á este drama el cuento oriental de Los durmientes que despiertan, que, acaso tradicionalmente, hubo de penetrar pronto en Europa.
»La encamisada, pues, de los caballeros soldados, se puso á mediar con el huésped el caso, y Don Cleofás, sobre un arte poético de Rengifo, que estaba también corriendo borrasca entre esotros legajos por el suelo, tomó pleito homenaje al tal poeta, puestas las manos sobre los consonantes, jurando que no escribiría más comedia de ruido, sino de capa y espada, con que quedó el huésped satisfecho, y con esto se volvieron á sus camas, y el poeta, calzado y vestido, con su comedia en la mano, se quedó tan aturdido sobre la suya, que apostó á roncar con los siete durmientes, á peligro de no valer la moneda cuando despertase.»
Y como en las noches anteriores, los durmientes se despertaron lanzando juramentos; mas á pesar de sus protestas, Rosalindo siguió viendo á la «Viuda del farolito» y su terrible luz. ¡Ahí! ¡ahí! gritaba despavorido, señalando al invisible fantasma.
[Nota 182: Como recuerda el señor Bonilla, llamaron los Siete Durmientes «a siete hermanos que se dice sufrieron martirio en
Penetra en la casa el comendador, pero encuentra bien cerrado el dormitorio de Casilda; y cuando bajo sus ventanas se esfuerza después en ablandarla con las frases más tiernas, aparece ella en la reja de improviso, grita á los próximos durmientes que ya es tarde, y despide al comendador, á quien finge no conocer, hablándole unas veces como de burlas y otras como de veras.
La hermana portera sabía darse tono, como sus colegas del Congreso de los Diputados. Cumplí fielmente el encargo, dando sobre la puerta un par de aldabonazos capaces de despertar a los siete durmientes. Al instante me la abrió una mujeruca pálida, vivaracha, que llevaba, a pesar de sus cincuenta años lo menos, un clavel en los cabellos grises.
6 En el sueño está la muerte, de D. Jerónimo Guedeja Quiroga. 7 Los siete durmientes, de D. Agustín Moreto. 8 Los dos filósofos de Grecia, de D. Fernando de Zárate. 9 La lealtad en las injurias, de D. Diego de Figueroa y Córdova. 10 La Reina en el Buen Retiro, de D. Antonio Martínez. 11 Mudarse por mejorarse, de D. Fernando de Zárate.
No se veían en derredor más que maderas carbonizadas, herrajes retorcidos por el fuego y planchas de zinc medio roídas por las llamas: una fila de piedras blancas, fijas en el suelo, designaba el trazado del andén, y los huecos de los durmientes y traviesas arrancados marcaban el trayecto de la vía.
Palabra del Dia
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