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Actualizado: 2 de junio de 2025
La estrecha cañada por donde corre el riachuelo de Villoria es de una belleza encantadora. Las colinas que la forman verdes, cubiertas á trechos de árboles. El río desciende tan pronto suave como rumoroso, pero siempre límpido. El camino sombreado de avellanos.
El Sinonog desciende de las montañas de Cabigan; en este mismo punto nace el Dumalón. El Dumanquilas, en el puerto del mismo nombre. El de San Ramón, que pasa por la colonia de su nombre, y otra infinidad de ellos que por su poco curso y rápida pendiente se hacen muy temibles en sus avenidas, las que causan bastantes daños.
8 Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de casa del rey, le fue enviada comida real. 9 Mas Urías durmió a la puerta de la casa del rey con todos los siervos de su señor, y no descendió a su casa. 10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa.
11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló, y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende presto. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.
El minero desciende al infierno de los tiempos modernos, sin más guía que la chispa de su linterna, y arranca de las capas de las primeras edades reliquias de la infancia de la tierra, los árboles carbonizados que dieron sombra a las monstruosas bestias de la prehistoria.
Si tenemos la suerte de ir acompañados del Jefe de la provincia ó Alcalde mayor, nuestra presencia será saludada con la marcha Real; si el bastón desciende de aquellas categorías, entonces nos tocarán el Mambrú ó las habas verdes.
El Saona, que nace en las llanuras de Epinal, y viene del norte, engrosado con las aguas del Doubs, procedente de las montañas del Jura, y que se le une en Verdun, desciende por entre las colinas de Fourvières y Vaise; corta en dos porciones la ciudad de Lyon en la parte occidental, y va á reunirse al extremo meridional con el Ródano.
Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, á dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado, que traía una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión. ¡Por San Pedro! exclama dando una voz Braulio, difundida ya sobre sus facciones una palidez mortal, al paso que brota fuego el rostro de su esposa.
Recordaba con antipatía su existencia de burgués allá en Barcelona, antes de adquirir el vapor. El era un hombre de acción, y sólo podía vivir ocupado en empresas arriesgadas. Iba á aburrirse en tierra, y al mismo tiempo se consideraría disminuído, exonerado, lo mismo que el que desciende á una situación inferior en un país de jerarquías.
Todavía no se ha levantado la neblina que por las tardes desciende sobre el río. Las praderas que lo guarnecen están matizadas de blanco por la escarcha. Las cimas de las altas montañas se ofrecen a lo lejos teñidas de fuerte color de naranja. Los bosques de castaños esparcidos por las faldas de las colinas guardan aún todas las sombras, todos los misterios de la noche.
Palabra del Dia
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