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Actualizado: 2 de julio de 2025
Y la nube se abrió y de sus flancos corrieron torrentes de agua que inundaron los valles, devastaron las mieses y ahogaron las bestias; pero nada podían contra una roca, a pesar de embestirla el oleaje por todos lados. 40 Entonces gritó la nube: Esa roca es más poderosa que yo; quisiera ser roca. Y el ángel desciende del Cielo y le dice: ¡Que tu deseo sea satisfecho!
Porque mi familia desciende de uno de los caudillos más principales que penetraron en la provincia de Pontevedra cuando la irrupción, según consta de varios documentos que se conservan en el archivo de mi casa. Los jugadores cambiaron una risueña mirada de inteligencia con Valero. ¡Ajá! exclamó éste entre alegre e irritado.
EL VIZCONDE. ¡Por Dios, señora...! ¡Yo no me refería a usted...! Sin embargo, consiento en perder todos mis derechos a la corona de Portugal si la señora Grelou desciende a la piscina... ¡Mírela...! Se detiene junto a las mesas... Poco a poco se llega hasta Raúl, que charla con la señorita Fraicherose y le paga el te... ¡Porque Raúl paga...! ¡Usted es testigo de que paga...!
47 Este, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, fue a él, y le rogaba que descendiese, y sanase a su hijo, porque se comenzaba a morir. 48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y milagros no creeréis. 49 El del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi niño muera. 50 Le dice Jesús: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó a la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
38 Entonces colgaron en maderos con él dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 39 Y los que pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas, Si eres Hijo de Dios, desciende del madero. 41 De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas y los ancianos, decían:
Dista Moraya de Tupiza 10 leguas de camino muy fragoso, la mitad cuestas y barrancos, y la otra mitad de profunda quebrada, por donde desciende un rio que se vadea muchas veces, y como á dos leguas de aquella villa, es inevitable una angostura de medio cuarto de legua, en que no pueden ir mas que dos hombres de frente, y á los lados tiene unos peñascos escarpados, de altura extraordinaria, que forman un callejon tortuoso, muy á propósito para que un corto número de hombres contenga y resista al mas numeroso ejército.
Ojeda experimentó la sensación de paz que desciende del cielo nocturno sobre los grandes dolores. Había momentos en que deseaba llorar, lo mismo que un niño que implora perdón. «¡Teri!... ¡Teri!» Ella viviría a aquellas horas seguramente pensando en él.
Ese respeto a las luces, ese valor tradicional concedido a los títulos universitarios, desciende en Córdoba hasta las clases inferiores de la sociedad, y no de otro modo puede explicarse cómo las masas cívicas de Córdoba abrazaron la revolución civil que traía Paz, con un ardor que no se ha desmentido diez años después, y que ha preparado millares de víctimas de entre las clases artesana y proletaria de la ciudad, a la ordenada y fría rabia del mazorquero.
5 Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.
Segado por el viento de un huracán furioso desciende al frío suelo el cáliz de una flor: tal de los desengaños al sopolo venenoso fugaz se desvanece un sueño encantador. El río solitario, cruzando las malezas, en su áspero camino tropieza sin cesar, y en vez de alegres odas murmura sus tristezas: tal navegan los hombres de la vida en el mar.
Palabra del Dia
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