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Actualizado: 2 de junio de 2025
De estos principios generales se desciende á los particulares, exâminando por la observacion ante todas cosas, qual es la materia y forma de cada cuerpo, qué qualidades le son propias, mas arrimadas ó advenedizas, con qué leyes, orden, tiempos, y ocasiones obra la naturaleza de cada uno; y asegurado de esto el entendimiento por la experiencia, coloca con la Lógica en clases los cuerpos, y así los divide y separa sin equivocarlos.
Con dificultad concede Júpiter esta licencia: a él y a los demás inmortales les es en extremo penosa la ausencia de Amor; pero cuando concede la licencia, que es de siglo en siglo a lo más, y por breve plazo, Amor desciende entre nosotros, y dejando siempre que sus hermanitos menores le remeden, hiriendo a las almas vulgares, emplea sus flechas de oro en atravesar pocas almas encumbradas y divinas.
Los automóviles resbalaban como diminutos insectos por la cuesta que desciende á La Condamine. Entraron en una avenida asfaltada, entre dos masas de estrechos y tupidos jardines, que conduce al Museo Oceanográfico. ¡Míralos! dijo Alicia con expresión triunfante, al mismo tiempo que daba con un codo al príncipe.
Sucedíame entonces lo que al temerario que por un falso pundonor, por un arranque nervioso y de mal disfrazada vanidad, desciende al fondo de un precipicio. Ya está abajo, ya hizo la hombrada, ya demostró con ella que llega hasta donde llegue el más intrépido... Corriente. Pero ahora hay que subir. ¿Cómo? ¿Por dónde?... ¡Y allí es ella, Dios piadoso!
El bien, digo, que en tierra pretendemos, Que agora del divino no hablamos; Que aquese solo y sumo bien superno, Está solo en gozar de Dios eterno. Entrando al Paraguay á izquierda mano, El Ipití se vé, que es rio famoso: Muy plácido desciende por un llano De palmas y laureles muy copioso.
Si, por desdicha, la Humanidad hubiera de desesperar definitivamente de la inmortalidad de la conciencia individual, el sentimiento más religioso con que podría substituirla sería el que nace de pensar que, aun después de disuelta nuestra alma en el seno de las cosas, persistiría en la herencia que se transmiten las generaciones humanas lo mejor de lo que ella ha sentido y ha soñado, su esencia más íntima y más pura, al modo como el rayo lumínico de la estrella extinguida persiste en lo infinito y desciende a acariciarnos con su melancólica luz.
Ven, dulce mañana mía; Ven, mi luz, no te detengas; No me coja eterna noche Antes que tú me amanezcas. Abrense los muros de la cárcel: preséntase la Santa Virgen hollando al Dragón con sus pies, y deja caer dulces palabras en el alma del cautivo, que entonces duerme tranquilo. Mientras tanto desciende del cielo por una escala el Amor divino, y le anuncia que ha llegado la hora de la Redención.
Pero una nube se eleva en los 30 aires y tapa su luz. El Sol se irrita al ver su poder menospreciado y grita que se cambiaría por la nube. Y el ángel desciende del Cielo y le dice: ¡Que tu deseo sea satisfecho! Y el Sol se convierte en nube que sombra a la tierra, y las 35 hierbecillas reverdecen.
Deja a la luna verme con luz tranquila y suave; Deja que el alba envíe su resplandor fugaz, Deja gemir al viento con su murmullo grave, Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave, Deja que el ave entone su cantico de paz.
Si hay un hombre-globo, que salga, y le daremos las gracias; mas cuenta con engañarse en sus fuerzas: recuerde que primero hay que subir, y luego hay que dar dirección; y como dice Quevedo, «ascender a rodar es desatino; y el que desciende de la cumbre, ataja», observe que puede sucederle lo que a los demás, que conforme se vaya elevando se vaya viendo más pequeño.
Palabra del Dia
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