Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de junio de 2025
''No, por cierto''. Pues, ¿qué va a buscar? ''Voy a buscar, como quien no dice nada, a una princesa, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto''. Y ¿adónde pensáis hallar eso que decís, Sancho? ¿Adónde? En la gran ciudad del Toboso''. Y bien: ¿y de parte de quién la vais a buscar?
¿Pero sabéis quien le ha matado? ¡Sí! ¿Lo sabéis? Permitidme que no lo diga; su nombre... Os lo diré yo, porque ninguna parte tengo en su muerte. ¿Qué decís? Que le ha matado el tío Manolillo, el bufón de... el rey. ¿Lo sabíais? Pero yo creía que le había matado por distinta causa. ¡Cómo! señora, ¿creéis que yo he mandado la muerte de ese hombre?
Yo no tengo testigos ni del prestado ni de la vuelta, porque no me los ha vuelto; querría que vuestra merced le tomase juramento, y si jurare que me los ha vuelto, yo se los perdono para aquí y para delante de Dios. ¿Qué decís vos a esto, buen viejo del báculo? -dijo Sancho.
Pero la discreta Dorotea, que tan entendido tenía ya el humor de don Quijote, dijo, para templarle la ira: -No os despechéis, señor Caballero de la Triste Figura, de las sandeces que vuestro buen escudero ha dicho, porque quizá no las debe de decir sin ocasión, ni de su buen entendimiento y cristiana conciencia se puede sospechar que levante testimonio a nadie; y así, se ha de creer, sin poner duda en ello, que, como en este castillo, según vos, señor caballero, decís, todas las cosas van y suceden por modo de encantamento, podría ser, digo, que Sancho hubiese visto por esta diabólica vía lo que él dice que vio, tan en ofensa de mi honestidad.
¿De España decís? ¡Ah! Infortunada expedición en la que tantos bravos ingleses han sacrificado las vidas que Dios les concediera. Hoy mismo he dado mi bendición á una noble dama que ha perdido cuanto amaba en esa cruel y lejana guerra. ¿Qué decís? preguntó Roger con vivo interés.
¡Qué, señor! ¿quién ha dicho que me han perdido?... ¡mienten! ¡mienten! ¡bah! ¡la reina está sana y buena! ¡Montiño! ¡qué decís de la reina! ¡Yo! ¡bah! ¡yo no digo nada de la reina! Sí, sí... hay algo en vos que me aterra, no sé por qué... vuestros ojos... vuestra voz...
El rico-hombre hace entonces otra tentativa para huir; Don Pedro, con voz de trueno, le dice ¡quedaos! y él pronuncia tembloroso algunas palabras para disculparse. Quien no me tiene temor, ¿Cómo se turbó á mi vista? Yo no me turbo. A vuestros pies, gran señor... El guante se os ha caído. ¿Qué decis? Que yo he venido... ¿Dúdolo yo?
No vengo por mi gusto. Decid, don Francisco, ¿no sois secretario del duque de Osuna? Por secretos del duque, mi amigo, ando en la corte. ¡Malhayan los tales secretos! ¿Por qué decís eso? Porque creo que me habéis sacrificado á ellos. Pues mirad, ignoraba que pudiérais ser víctima. ¿Y á qué dios creéis que os sacrifico? No es dios, es diosa. ¿Diosa? Sí, la diosa ambición.
GUZMÁN. Se entiende. JIMENO. Pues... mis dudas tengo en cuanto a eso. GUZMÁN. ¿Qué decís? JIMENO. Desde el suceso que acabo de contaros no ha dejado de haber lances diabólicos... Yo diría que el alma de la gitana tiene demasiado que hacer para irse tan pronto al infierno. FERRANDO. ¡Jum!... ¡Jum!... JIMENO. ¿He dicho algo? FERRANDO. Preguntádmelo a mí. GUZMÁN. ¿La habéis visto?
¡Ved lo que decís!... ¡ved lo que decís, doña Carolina! exclamó la camarera mayor anonadada por aquella imprudente revelación, y creyendo encontrar en la misma una causa hipotética de la desaparición de la reina de sus habitaciones. A nadie lo diría más que á vos, señora dijo con una profunda seriedad la joven ni os lo diría á vos, si hasta cierto punto no tuviese pruebas. ¡Pruebas!
Palabra del Dia
Otros Mirando