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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Algunas veces... sin duda murmuró la vizcondesa , esa idea ha pasado por mi cabeza... Pero, ¿cómo aceptarla?... ¿Cómo suponer que una decepción, por amarga que ella sea, haga caer a un hombre...? Titubeó un momento. ¡Tan bajo!... dijo Pierrepont, terminando la frase . ¡Pero, por Dios, señora, usted ha sido mi confidente... en esa terrible hora de mi vida!
Sí respondí en un impulso de sinceridad. Pero mi decepción está tan reciente que... ¿Quiere usted una receta para curarla? ¿Una receta? pregunté sonriendo esta vez, con gran contento de la abuela. Démela usted pronto, señor cura, pues bastante la necesito... No penar en lo que se sufre, sino en lo que sufren los demás... Esta es mi receta. Pero... es una receta de solteronas exclamé.
Estocada al toro invisible. ¡Hasta el mismo puño!... Y sonreía satisfecho pensando en la decepción que iban a sufrir sus enemigos, los cuales profetizaban su inmediata decadencia siempre que sufría una cogida. Le faltaba el tiempo para verse en el redondel.
Después fue distribuyendo por los bolsillos de su traje las cucharas y los otros objetos. La inmensa decepción que le había hecho sufrir la cándida avaricia de su abuela trocábase en compasivo regocijo al ver el cuidado con que envolvía el resto de sus baratijas. Ya has visto el tesoro siguió diciendo la vieja con voz misteriosa . Tú eres el único que lo conoce. Cuidado con hablar.
Como el suyo hay pocos, por desgracia, y una decepción en esa materia, sería cosa terrible... Se aventura en ese albur la existencia entera, y el peligro de errar aumenta con la amplitud del campo en que se puede elegir... Hay que fiar la suerte de toda la vida al capricho del azar, hay que seguir los impulsos de un instinto que puede ser falaz, y eso es muy triste, Antoñita...
Su primera impresión fue una pena tan grande y convicción tan honda de haber sido juguete de un capricho, que consideró inútil todo esfuerzo y baldía toda tentativa para recobrar el bien perdido: después, a las lágrimas de la decepción sucedieron las quejas de la vanidad mortificada; se agriaron los celos y pretendió olvidarle.
A su decepción se unía el dolor del orgullo herido. ¡El que se había imaginado cosas tan distintas para cuando se viesen por primera vez á solas!... Freya se apiadó de su tristeza. No sea usted niño... Eso pasará. Piense en sus negocios, piense en su familia, que le espera allá en España. Además, el mundo está lleno de mujeres: yo no soy la única. Pero Ferragut la interrumpió.
Cuando por casualidad estaba menos ebrio y la mujer del manto y su niño tardaban en presentarse, el gaucho experimentaba cierta decepción. Una noche, con gran sorpresa suya, no vió á la difunta y á su pequeño. Permaneció despierto en su cama hasta el amanecer, aguardando en vano la terrible visita.
No es temerario asegurar que después de esas horas encantadas el matrimonio no es sino una decepción para las tres cuartas partes de las mujeres. Pero la palabra decepción es bien débil para expresar lo que experimentará un alma y una inteligencia culta y delicada, en la intimidad de un hombre vulgar... Sería difícil formular convenientemente cómo juzgaba a la mujer el señor de Maurescamp.
Palabra del Dia
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