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Actualizado: 21 de junio de 2025
Siempre que la Capitana se hacia visible procuraba serlo yo, y cuando esto ocurría cambiábamos recíprocos cumplimientos, que solían terminar con un chiquirritín buyito, que ella me daba, y un negro y retorcido tabaco de Arroceros, que la daba yo.
Sin duda, sí, sin duda, pero desconfía de los cumplimientos exagerados y de la vanidad. ¡Bah! Es tan natural el deseo de agradar; nada de malo hay en ello. ¡Hum! he ahí una moral de manga algo ancha respondió el cura revolviéndose el cabello.
En lo de sentarme le dije, haciéndolo , le obedezco a usted desde luego; pero en lo de hablar... no tanto. ¡Esta es buena, trastajo! ¿Por qué, hombre? Porque quiero darle a usted la preferencia, como debo, en lo que mutuamente tenemos que decirnos, según parece. Vaya, vaya, déjate de cumplimientos, y empecemos por el caso tuyo, que para el mío siempre hay lugar.
Un instante no más fue lo que tardó D. Jaime en aparecer a la puerta del saloncito que doña Manolita había dejado abierta. No tuvo D. Jaime que hablar palabra para obtener el permiso de entrar en el saloncito. Ella le aguardaba; ella le vio venir y le recibió sin cumplimientos ni ceremonia. Doña Manolita se quedó fuera y D. Jaime entró solo.
Hay allá, al extremo de los salones, un rincón florido en el que esas señoritas han establecido su cuartel general. Están hermosísimas esta noche; Mabel d'Ornay deslumbra; pero usted va a eclipsarlas; está usted maravillosa con su toilette. Vaya dijo María Teresa con coquetería, no me haga tantos cumplimientos al empezar la noche, no tendría nada que decirme a las dos de la mañana.
El se muere por «plantarle una fresca al lucero del alba», como suele decir, y cuando tiene un resentimiento, se «lo espeta a uno cara a cara». Como tiene trocados todos los frenos, dice de los cumplimientos que ya sabe lo que quiere decir «cumplo y miento»; llama a la urbanidad hipocresía, y a la decencia monadas; a toda cosa buena le aplica un mal apodo; el lenguaje de la finura es para él poco más que griego; cree que toda la crianza está reducida a decir «Dios guarde a ustedes» al entrar en una sala, y añadir «con permiso de usted» cada vez que se mueve; a preguntar a cada uno por toda su familia, y a despedirse de todo el mundo; cosas todas que así se guardará él de olvidarlas como de tener pacto con los franceses.
Porque, ¿en qué consistían esos deberes si no era en divertirse en tiempo oportuno; en trocar visitas y saludos tan a menudo como era preciso; en dirigirse recíprocamente viejos cumplimientos con frases tradicionales; en dar bromas bien puestas a prueba para no ofender a nadie; en obligar, hospitalariamente, a los invitados a comer y a beber con exceso, en la casa del vecino, para demostrar que se apreciaban sus manjares?
Señores dijo el anfitrión, al vernos vacilar acerca de nuestras respectivas colocaciones; exijo la mayor franqueza: en mi casa no se usan cumplimientos. ¡Ah, Fígaro! quiero que estés con toda comodidad; eres poeta, y además, estos señores, que saben nuestras íntimas relaciones, no se ofenderán si te prefiero; quítate el frac, no sea que le manches.
En su deseo de cumplimentar a la viuda, no veía que sus galantes cumplimientos ponían luces de disgusto en los ojos de Simón y que ensombrecían su buen humor. Levantáronse de la mesa y pasaron a la terraza, en el momento en que el sol desaparecía tras los bosques de Montegrande. La señora Liénard se hizo traer una cafetera rasa y preparó por si misma el café.
Después de unos cuantos cumplimientos triviales, a los que ella respondió con extremada reserva, se quedó cortado golpeando con expresión indecisa la tabla del ventanillo y como molesto por aquella límpida mirada que formulaba claramente esta pregunta: No es a la señorita Raynal a quien debe estar dedicada esta visita; ¿qué quiere usted, pues?
Palabra del Dia
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