Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de septiembre de 2025


Yo los llevaré al señor Gabriel Cornejo que entiende de esto y él me lo dirá. Vamos... por último... yo soy inocente; yo no tengo la culpa de nada de lo que ha sucedido. Acabó de colocar su dinero en el arca, y saliendo del cuarto y cerrándole cuidadosamente, se fué á una habitación donde su mujer y su hija estaban ocupadas en ponerlo todo en orden.

El padre Aliaga había entrado en el alcázar por la puerta de las meninas. No había ido á él con el solo objeto de conocer á Dorotea. Nuestros lectores recordarán que en la carta que había escrito al padre Aliaga doña Clara Soldevilla, acusando á Dorotea y á Gabriel Cornejo, le había expresado el deseo de hablar con él para explicarle enteramente el contenido de la carta.

Por último, señora dijo Montiño sobreponiéndose á la situación , este es un asunto que no puede llevarse ante la justicia, porque su majestad media; yo me he encontrado metido en él sin saber cómo, de buena fe... ¡Pero si yo no os acuso! sólo quiero saber... Pues bien, señora, acerca del tal Cornejo no nada. Os advierto una cosa.

¡El cocinero mayor de su majestad dijo el bufón , es usurero! ¿Qué tiene que ver ese pecado mortal de Francisco Montiño para nuestro secreto? Esperad, esperad. El señor Francisco Montiño se vale para sus usuras, de cierto bribón que se llama Gabriel Cornejo. Veamos, veamos á dónde vais á parar. Me parece que voy viendo claro.

Terminadas sus obras en Granada, y tras una corta residencia en Sevilla, Duque Cornejo se trasladó á Córdoba, en cuya Catedral labró la sillería del coro y los púlpitos, con gran esmero y cuidado. Allí siguió residiendo el artista, que muy anciano falleció en dicha ciudad el año 1757, según apunta Ceán Bermúdez.

Un tal Gabriel Cornejo dijo Montiño dominado por doña Clara. ¿Y quién es ese hombre? dijo doña Clara poseída de un terror instintivo. Montiño se arrepintió de haber pronunciado aquel nombre, y no se atrevió á contestar. ¿Quién es ese hombre? repitió con energía doña Clara. Es... un pobre diablo... un prendero del Rastro... contestó tartamudeando Montiño.

Aquella carta era la que le había escrito doña Clara Soldevilla, acusando ante la Inquisición á Dorotea y á Gabriel Cornejo. Aquella acusación era gravísima.

Esas mujeres dijo con repugnancia doña Clara tienen muy mala vida; si es secretamente... querida de don Rodrigo Calderón... tendrá de seguro otro amante público. ; , señora: el duque de Lerma. Doña Clara escribió. Bien, muy bien; ¿dónde vive esa mujer? En la calle Ancha de San Bernardo. Pasemos á la otra persona. ¿Qué antecedentes son los de este tío Cornejo?

Es prueba del índole dócil de estos indígenas, la facilidad con que se prestaron á las insinuaciones de Matorras, á los planes de Arias, al tránsito de todos los que han explorado el Bermejo, mal escoltados y sin influjo en los gefes de estas tribus. Cornejo pasó con 32 individuos, Soria con 21, y el P. Morillo con 4, incluso su pagecillo.

Dicha expedicion era á costo; y costas del referido Cornejo, por haberlo así prometido al Soberano, salvo á mi su Capellan, que venia sin pré alguno. Salimos, pues, del astillero citado, á medio acabar el barco, y caminando por dicho Rio de Ledesma, por espacio de treinta dias, avanzamos tan solo tres leguas de camino por lo pobre de sus aguas, é igual pobreza de peones.

Palabra del Dia

desenvainemos

Otros Mirando