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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Una carcajada simpática y cordial se eleva en todas partes; las armas caen de las manos del vencedor y los afortunados compatriotas de Dulcinea escapan a la carnicería, bajo la protección del genio de Cervantes. Con frecuencia se ha negado a los franceses el genio de invención.

Pensaba en él la niña con una dulce seguranza, con un suave y cordial afecto. Salvador era para ella el recuerdo vivo de su felicidad huída, la personificación de sus bellos años infantiles.

Jacques prorrumpió en una exclamación de alegría, corriendo hacia Pedro, a quien la cordial acogida del pintor certificó en seguida de la discreción de Beatriz.

Su éxodo fué breve. Otra mañana, un gendarme le detuvo, le pidió «sus papeles», y hallándole indocumentado, le volvió á la casa paterna. ¡Pobre fugitivo!... Sus progenitores no tuvieron para él ningún gesto cordial: apenas le hablaron; en sus sobrecejos, endurecidos por la cólera, no había perdón. Si no quieres ser cura, serás grumete ordenó el padre.

Puesto por obra su pensamiento, llegó a la morada del sabio, que era un pequeño vergel en cierto ángulo retirado de la ciudad, y allí llamando, fué recibido muy cordial y amorosamente por un anciano de faz venerable y de bellida y argentada barba.

No era precisamente una comida alegre, si bien Luis María, por lo menos, estuvo muy cordial conmigo. Querría decir lo mismo de la madre, pero por más esfuerzos que hacía para hacerme grata la mesa, evidentemente no ve en sino a un intruso a quien en ciertas horas su hija prefiere un millón de veces. Está celosa, y no debemos condenarla.

Una visita al Brown, que se mece gallardamente en las aguas del Támesis, a la altura de Greenyde. Uno de los objetos de mi viaje a Inglaterra ha sido ver la gran nave argentina. El pabellón flotando en la popa me llenó de indecible emoción, que se aumentó por la cordial acogida que recibí de la oficialidad argentina, con su digno comodoro a la cabeza.

Una noche, mientras sostenía con Magdalena animada conversación a media voz, viósele ofrecerle ambas manos en actitud de cordial amistad. Ella miró en torno suyo como si quisiera tomarnos a todos por testigos de lo que iba a hacer, se puso de pie y sin pronunciar palabra, pero acompañando su ademán de la más cándida y graciosa de las sonrisas, posó a su vez ambas manos desnudas en las del Conde.

Estoy en la de una persona de toda respetabilidad, hasta tanto que no se me conceda el más cordial beneplácito para unirme ante Dios al que ya es dueño de mi libertad. Si este mi deseo vivísimo les merece una respuesta favorable, diríjanmela por el correo, que yo cuidaré de recogerla en la lista.

Cordial y afable con sus iguales, era, sin embargo, muy fría e inflexible con sus inferiores teniendo el hábito de mirarlos a través de sus anteojos cuadrados de arcos de oro, y examinarlos como si hubiesen sido extraños seres de diferente carne y sangre.

Palabra del Dia

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