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Actualizado: 10 de junio de 2025
Hace años que me siento sola, como si no existiese en el mundo otro ser que yo. Ricardo había olvidado su inquietud de momentos antes, para escucharla con un interés crédulo, aceptando todas sus palabras. Pero ¿y su marido?... Una lucecita irónica pareció temblar en los ojos de ella al oir esta pregunta inocente. Pero contuvo su burlona admiración, para contestar con tristeza: No hablemos de él.
El primer impulso de don Fermín fue descargar el puño del paraguas sobre la cabeza de aquel hombre que se le antojaba idiota en aquella ocasión; pero se contuvo por multitud de consideraciones... y continuó subiendo en silencio.
Fue tan marcada su indiferencia, que don Juan se dijo: «¡Tendría gracia que yo me hubiese equivocado!» Pero tornó a mirarla y se convenció de que era ella, la misma, la propia Cristeta, que tantas veces le había dicho: «¡Juan mío!» Poco le faltó para llegarse a ella y hablarla. Por fortuna se contuvo pensando: «¿Y si me pega un bufido y me pongo en ridículo?
Este pensamiento tardío iba acompañado de remordimiento y miedo. ¡Qué diría Teri si pudiese verle!... Para evitar esta posibilidad, como si temiera que los ojos del retrato fuesen a adquirir el sentido visual, intentó volverlo de cara a la pared. ¡Lo mismo que Maud con míster Power!... Pero un escrúpulo supersticioso le contuvo.
Durante unos cuantos meses, mientras estuvo reciente la viudez, se contuvo por buena educación, por buen gusto, pero luego usó con ella su lenguaje habitual, diciendo cuanto quería descaradamente, provocando su risa, como si a fuerza de bromas pretendiese distraerla y alegrarla.
El nombre del orador que iba a hablar sobre las obligaciones eclesiásticas, contuvo un poco aquella fuga; produjo el efecto de un gran recuerdo histórico lanzado en medio de una dispersión.
La pobrecita de mi madre no se ha metido en nada. Si hay en lo que ha pasado alguna culpa, toda es mía; no se la eches á nadie. ¡Está bien! exclamó el joven con sonrisa triste. ¡Ni siquiera me quieres dejar esa ilusión! La tabernera iba á contestar, movió los labios para hacerlo, pero se contuvo; hizo un gesto de indiferencia y guardó silencio. Manolo volvió á su actitud sombría.
Sólo le contuvo la idea de que su amo se había reconciliado con la beata, lo cual deploraba en el fondo del alma, juzgándolo feo y peligroso. Obdulia fingió no advertir la frialdad de la buena señora. ¿Está en casa? preguntó con el mismo semblante risueño. Está... Voy a avisarle. No hay necesidad. Me ha mandado venir a estas horas y me estará aguardando.
Pero estaba allí el comendador Príamo, demonio de la guerra, insensible al agua y al fuego, duro, malicioso y despreciador de la fatiga, que contuvo el empuje enemigo con un puñado de sus caballeros. Españoles y alemanes se rehicieron, y los turcos se replegaron, perseguidos por los sitiadores, hasta las mismas murallas de Argel.
De modo que cortando oblicuamente el yerbal, prosiguieron su camino, hasta que un nuevo alambrado contuvo a la pareja. Costeáronlo con tranquilidad grave y paciente, llegando así a una tranquera, abierta para su dicha, y los paseantes se vieron de repente en pleno camino real. Ahora bien, para los caballos, aquello que acababan de hacer tenía todo el aspecto de una proeza.
Palabra del Dia
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