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Actualizado: 13 de julio de 2025
Al cabo, las damas fueron sentándose en sus respectivos sitios, y los galanes se replegaron de nuevo hacia las puertas, limpiándose el sudor con el pañuelo.
Pero estaba allí el comendador Príamo, demonio de la guerra, insensible al agua y al fuego, duro, malicioso y despreciador de la fatiga, que contuvo el empuje enemigo con un puñado de sus caballeros. Españoles y alemanes se rehicieron, y los turcos se replegaron, perseguidos por los sitiadores, hasta las mismas murallas de Argel.
En tanto, los de la derecha permanecíamos quietos, y los de a caballo que ocupábamos parte de la altura, podíamos ver perfectamente los movimientos del combate. Tras las primeras descargas de las líneas francesas, éstas se replegaron, y avanzando la artillería disparó varios tiros a bala rasa.
Andrés, el maestro y D. Jaime, fatigados de escuchar, se replegaron también hacia el banco donde estaba el escribano. Se empeñó una conversación animada acerca de lo que podía recaudarse entre los vecinos para la fiesta parroquial, que no estaba muy lejos.
Seis u ocho quedaron descalabradas a sablazos y tendidas en medio del arroyo; otras cayeron pateadas por los caballos; las más se replegaron desordenadamente hacia la plaza de Antón Martín. Iban furiosas; no eran mujeres, sino fieras. Hubo momentos en que lo comenzado como asonada de miserables desgraciadas amenazó trocarse en alzamiento social.
Su corazón de guerrero se estremece, un círculo de espuma se forma en torno de sus labios y se lanza al combate con los ojos inflamados, respirando exterminio. Entonces, bajo el imperio de su fuerza incontrastable, los jóvenes héroes de Lancia se replegaron dando fuertes gritos amenazadores. Los sables de los civiles comenzaron a sonar de plano en las espaldas de algunos.
Palabra del Dia
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