Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de mayo de 2025
En la «primera» se comprendía lo referente «al supuesto propósito de hacer monja a Gloria contra su voluntad», de que yo hablaba; en la «segunda» entraba el permiso para contraer matrimonio; en la «tercera», todo lo relativo a intereses, y la posibilidad de una entrevista y convenio amistoso.
Ella, desasosegada, sonrió, mirándole como quien da a entender que acaso no esperaba oír tanto, y le atajó la frase. ¡Jesús, Dios mío! ¡Cuánto pide Vd! ¡Antes tan humilde, y ahora tan exigente! ¿Exigente? Sí; apuesto a que iba Vd. a decir contraer compromiso.
Para contraer esa temerosa unión, que sólo la muerte rompe, quiero hallar mujer en quien confíe y a quien ame, y cuyo espíritu se abra al mío y me muestre que puede estar en duradera, firme, santa e íntima comunión con él. Deje usted que halle esa mujer y al punto me verá casado.
Sólo don Braulio sabe el paso que doy; pero don Braulio me ha prometido no abogar por mí, y se limitará a dar a usted los informes que usted pida. »Aguardaré hasta dentro de un mes, lo menos. No atribuya usted a frialdad de mi alma este largo aguardar que yo mismo impongo. Atribúyalo a la idea tan alta que tengo de la solemnidad y consecuencia del compromiso que induzco a usted a contraer.
Pero aunque doña Inés no dijo por lo pronto nada a don Paco, se la tenía guardada y seguía observando y averiguando por medio de Crispina, en la creencia de que era a Juana y no a Juanita a quien su padre pretendía o cortejaba. Esta creencia mitigaba no poco el disgusto de doña Inés, porgue no podía entrar en su cabeza que su padre intentase jamás contraer segundas nupcias con Juana la Larga.
Así fué que en el verano pasado dí con mis cansados huesos en la histórica y hoy muerta ciudad de Alcalá del Río, en lugar de marcharme, como hubiera deseado, a veranear a la costa. Estaba yo en vísperas de contraer matrimonio, y aunque el sueldo que disfrutaba no era corto, no desperdiciaba medio alguno de hacer economías.
Jaime no pudo comprender este prodigio. ¿Realmente era él quien había tirado?... Quiso levantarse, y sus manos, al palpar el suelo, chapotearon en un barro denso y caliente. Se tocó el pecho, y también lo encontró mojado por algo tibio y espeso que chorreaba en hilillos sutiles e incesantes. Intentó contraer las piernas para arrodillarse, y las piernas no le obedecieron.
Sirva de ejemplo la misión, embajada, o como quiera llamarse, de fray Hernando del Castillo al desdichado rey cardenal D. Enrique. ¿A qué podía conducir sino a mortificar el amor propio, a ofender y agriar al pobre monarca portugués el desvergonzado sermón de aquel buen fraile para persuadirle de que no debía contraer matrimonio?
Cada vez más triste y confuso, Mario se levantó al fin y se despidió fríamente. Godofredo le acompañó hasta la puerta de la escalera. Puedes creerme, Mario; me ha costado muchas lágrimas el obedecerle. Si no fuese por el cumplimiento de mi deber, jamás hubiera renunciado a la dicha de contraer matrimonio con tu cuñada.
La acción de Las de García Triz puede en lo esencial contarse en cuatro palabras. La mayor, Clara, tuvo en su mocedad un novio militar, con quien por razones económicas no pudo casarse. Al cabo de muchos años, el novio vuelve de América, ya de coronel, con algunos medios de fortuna y con gana de contraer matrimonio. Vuelve a ver a Clara y tiene un desengaño tremendo.
Palabra del Dia
Otros Mirando