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Actualizado: 28 de julio de 2025
Salieron ambos, y el contrabandista, torciendo a la izquierda, se dirigió hacia la cortadura, que formaba una especie de salidizo sobre el Valtin, a doscientos pies de altura. Separó con la mano las hojas de una encinilla que había arraigado por debajo, alargó la pierna y desapareció como si se hubiera arrojado al abismo.
Empiezo a comprender dijo Catalina al cabo de algunos segundos ; esta noche hemos sido atacados de frente y de costado. Exactamente, Catalina; por fortuna, diez minutos antes del ataque, un hombre de Marcos Divès, el contrabandista Zimmer, que ha sido dragón, llegó a todo correr para prevenirnos. Sin este aviso, estábamos perdidos.
Diles que habrá pólvora y balas; que nos hallamos metidos en el asunto Catalina Lefèvre, yo, Marcos Divès, y todas las personas decentes de la comarca. Quédate tranquilo, Marcos; yo conozco a la gente. Entonces, hasta pronto. Los dos amigos se estrecharon fuertemente las manos. El contrabandista tomó el sendero de la derecha, hacia el Donon; Hullin, el sendero de la izquierda, hacia el Sarre.
Febrer, admirado de que se supiesen tan pronto sus propósitos, no se atrevió a negar. Sí, era cierto. Sólo a Toni quería confesarlo. El contrabandista hizo un gesto de repulsión, al mismo tiempo que sus ojos, acostumbrados a las mayores sorpresas, revelaban asombro. Haces mal, Jaime; haces mal. Lo decía gravemente, como si estuviera tratando un asunto solemne.
El torero, el contrabandista, el jugador ó tahur y el guerrillero son en España hijos de las instituciones. El sistema económico, tan vicioso en España, ha hecho nacer al contrabandista como el contrapeso de la voracidad y codicia del fisco. Las plazas de toros son explotadas como elementos fiscales ó rentísticos.
A las nueve, al dirigirse al Casino, vio a la puerta de la calle, en un café del Borne, a su amigo Toni Clapés, el contrabandista. Era un hombretón de rostro afeitado y carilleno, con traje de payés. Parecía un cura del campo vestido de labriego para pasar la noche en Palma.
No dijo el contrabandista, a quien la reflexión de Hullin sobre las cuevas había impresionado ; no, si se piensa bien, no te falta razón. Juan Claudio, dispongo de varios hombres con buenas armas; defenderemos el Falkenstein, y si se presenta la ocasión de dar un balazo, así estaré más libre. Entonces, ¿es asunto concluido y perfectamente comprendido? preguntó Hullin. Sí, sí; comprendido.
En fin, esta es mi idea. ¿Qué te parece? Divès miró atentamente a Hullin, cuya vista fija y sombría le inquietaba. Dime, ¿no crees que esto puede ser una solución? Es una idea dijo por último Juan Claudio . No me opongo a ella. Y mirando a su vez al contrabandista frente a frente, le preguntó: ¿Me juras hacer todo lo posible por entrar en la plaza?
Cuando había epidemia en los puertos de África, las autoridades de la isla, impotentes para guardar un litoral extenso, llamaban a Toni, apelando a su patriotismo de mallorquín, y el contrabandista prometía cesar momentáneamente en sus navegaciones o cargaba en otro punto para evitar el contagio.
En algunas ocasiones, los Febrer hasta hicieron préstamos a los reyes... Pero todo esto no podía evitar que Jaime, el último de la familia, luego de perder en el Casino, la noche anterior, todo cuanto poseía unos centenares de pesetas , hubiese aceptado dinero, para poder ir a la mañana siguiente a Valldemosa, de Toni Clapés, el contrabandista, hombre rudo, de entendimiento despierto, y el más fiel y desinteresado de sus amigos.
Palabra del Dia
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