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Actualizado: 29 de mayo de 2025
No está en tu condición ni en tu carácter ir a buscar colocación, bajo el amparo de alguna tía, que ya has desdeñado, o sola e independiente, ahora que eres mayor de edad. Inútil es que yo te conteste dijo doña Luz : tú misma contestas a la pregunta. Nuestra amistad, con todo, debe quedar hoy completa. Deseo poner en ella el sello de la verdad, no teniendo secretos para ti y abriéndote mi corazón.
Lanzó una ligera exclamación, le miró un instante y volvió la cara, como si huyese de la interrogación de sus ojos. Había presentido la llegada de esto de un momento á otro, ¡pero la sorpresa de escucharlo en la realidad!... Hubo un largo silencio. ¿Qué contestas? preguntó al fin con timidez el famoso príncipe Lubimoff, adorado por tantas mujeres. Alicia volvió á mirarle.
No te entiendo, no quiero. ¡Venimos a hacerte un favor, y nos sales con un sermón! ¡Queremos verte rico como nosotros, y nos contestas hablando de los demás, de la gente que no conoces, de esa humanidad que no te dio ni un mendrugo cuando vagabas como un perro...! Tendré que dirigirte como en nuestra juventud, cuando hacíamos la guerra.
¡Que todavía das, Sancho -dijo don Quijote-, en decir, en pensar, en creer y en porfiar que mi señora Dulcinea ahechaba trigo, siendo eso un menester y ejercicio que va desviado de todo lo que hacen y deben hacer las personas principales que están constituidas y guardadas para otros ejercicios y entretenimientos, que muestran a tiro de ballesta su principalidad...! Mal se te acuerdan a ti, ¡oh Sancho!, aquellos versos de nuestro poeta donde nos pinta las labores que hacían allá en sus moradas de cristal aquellas cuatro ninfas que del Tajo amado sacaron las cabezas, y se sentaron a labrar en el prado verde aquellas ricas telas que allí el ingenioso poeta nos describe, que todas eran de oro, sirgo y perlas contestas y tejidas.
Si no me contestas dentro de cuarenta y ocho horas, será señal de que nada puedo esperar, y esta misma semana saldré de Madrid para no volver nunca. Adiós, Cristeta de mis ojos. Medita bien lo que resuelves, que va de veras, y acuérdate de tu desgraciado
Pasaban junto a ellos otros carruajes en los que brillaban curiosas miradas, sondeando el interior de la berlina y admirando aquella mujer hermosa y desconocida. ¿Qué contestas, Leonora? Aún podemos ser felices. Olvida mi falta, el tiempo pasado; imagínate que ayer fue nuestra despedida en aquel huerto, que hoy nos encontramos para vivir eternamente unidos. No dijo fríamente la artista.
Don Andrés se estremeció. ¡Ay, cómo le habían cambiado a su Rafael!... Aquella chispa agresiva, arrogante, belicosa, que brillaba en sus ojos, no la había visto nunca. Rafael, ¿así me contestas? ¡A mí, que te he visto nacer! ¡A mí, que te quiero como te quería tu padre! Soy ya mayor de edad. No quiero tolerar más esta comedia de ser personaje en la calle y un chiquillo en casa.
«¡Oh malicia, oh ingenio, hasta en los más humildes resplandeces!» pensó don Juan y añadió en voz alta: Hablas como un libro. En seguida escribió estas líneas: «Cristeta: Esto y resuelto a que nos veamos. Si no me contestas, si no accedes a ello, pasado mañana, sin falta, me presentaré en tu casa. Date por avisada. Perdóname; pero ni puedo ni quiero estar más tiempo sin hablarte. Tuyo, Juan.»
Mientras lloro ausencias y muertes Reclina la cabeza sobre las piedras que te circundan. Yo soy aquél, que rendido de cansancio Llegó a ti, con el rostro oculto entre las manos Derramando lágrimas que empañan tu pureza cristalina A confiarte tu pesares; porque tú sola contestas a tus lamentos. A escuchar las armonías que producen tus cascadas.
¡Tun, tun, tun! no es eso; ¡te digo dominus vobiscum y me contestas requiescat in pace! Y el buen catedrático repitió la pregunta en lengua de tienda insertando cosas y abás á cada momento.
Palabra del Dia
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