Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de julio de 2025
El pequeño Febrer, cuando el carruaje transponía una garganta, en lo más alto de la sierra, lanzaba gritos de alegría contemplando a sus pies el valle de Sóller, el jardín de las Hespérides de la isla. Las montañas, obscuras de pinares y moteadas de blancas casitas, tenían las cumbres envueltas en turbantes de vapores.
Era la Patria, la Justicia, la República, contemplando con sus ojos vagos y sin pupila á la hembra de carne y hueso que empezaba á temblar, dándose cuenta de su situación. ¡Yo no quiero morir!... gritó de pronto, abandonando sus seducciones, pasando á ser una pobre criatura enloquecida por el miedo . ¡Yo soy inocente!
Se esparcía rápidamente la noticia de aquellos amores: circulaba de boca en boca, considerablemente aumentado, el relato de la expedición por el río, los paseos por entre los naranjos; las noches que pasaba Rafael en la casa de doña Pepita, entrando a obscuras y descalzo como un ladrón; las siluetas de los amantes, destacándose en la ventana del dormitorio, abrazados por el talle, contemplando la noche: todo visto por gentes dedicadas por voluntad al espionaje, para poder decir «yo lo he presenciado» y que pasaban la noche ocultos en un ribazo, emboscados tras una cerca para sorprender al diputado, a la ida o la vuelta de sus citas de amor.
¡Cuán grande y noble aparece la humanidad, contemplando sucesivamente, en diferentes salones del Museo, la imágen de sí misma que ella ha ido dejando trazada, siglo por siglo, en innumerables monumentos, como el testimonio elocuente de sus progresos, de su destino, de su inmortalidad, de su inteligencia y de los prodigios de su fuerza y su libertad!
La orilla florida donde gozábamos acostándonos al sol, soñando en la libertad, el sendero tortuoso que bordea el margen y que nosotros seguimos con paso lento contemplando el curso del agua, la arista de la piedra desde la cual el agua unida en apretado haz se precipita en cascada ó se deshace en espuma; he ahí lo que en nuestro recuerdo es el arroyo, casi con toda su infinita y compleja naturaleza, puesto que lo restante se pierde en las obscuridades de lo inconcebible.
Venga, Juan le dijo tomándolo por la mano; voy a conducirlo a su habitación. He elegido la que tiene más linda vista; por la mañana, cuando abra los ojos, verá el mar; eso lo distraerá de los horizontes de la fábrica. Se dirigieron a la escalera. Juan, contemplando a su conductora, la seguía lleno de felicidad.
Se sentó, mejor dicho, se dejó caer sobre el césped, y acometido a la vez por la admiración, el temor, el bienestar y la sorpresa, giró la vista en torno, contemplando el templo sublime de la naturaleza. No osaba mover un dedo siquiera por no turbar la majestad silenciosa y la paz de sus naves.
¡Pobre viejo! En las noches de soledad para él hacía traer a su lado la cuna de su hijita y junto a ella, cubierto de franelas y algodones, materialmente embutido en el hogar de la chimenea, pasaba las horas contemplando el rostro de aquel ángel que le brindaba sus primeras sonrisas y balbuceos. ¡Cuánta semejanza entre los niños y los viejos!
Después de haber pasado muchos años contemplando todos los días cuadros semejantes al que acabamos de ver; después de haberme familiarizado con los tormentos que pasan los pobres, con sus ideas, y hasta con su lenguaje, he concluido por hallar muchos más desgraciados que infames.
El capataz creía vivir en el mejor de los mundos contemplando a sus hijos corretear por los senderos de la viña con dos de los señoritos de la casa, mientras el mayor, el futuro dueño, a pesar de ser todavía un niño, se mantenía al lado de su madre, imitando sus gestos altivos.
Palabra del Dia
Otros Mirando