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Actualizado: 10 de octubre de 2025


A los dos lados de la reja, fuera de la calle de cipreses, había dos grandes puertas. La de la izquierda, que era el lado del mar, daba a un patio interior, de gigantescas dimensiones. Reinaba en torno de él un anchuroso claustro, sostenido en cada lado por veinte columnas de mármol blanco. Su pavimento se componía de losas de mármol azul y blanco.

La seguía el joven con la mirada, al través de los pinos y los cipreses, viendo empequeñecerse aquel cuerpo soberbio de mujer fuerte y sana. En torno de él parecía flotar aún su perfume, como si al alejarse le dejara envuelto en el ambiente de superioridad, de exótica elegancia que emanaba de su persona. Vio Rafael aproximarse al ermitaño, ganoso de comunicar su admiración.

Una pirámide do granito y piedra, algunos nombres escritos que valen por un poema, un leon en relieve, una inscripcion conmemorativa y un doble círculo de cipreses, he ahí lo que basta para recordar á los Españoles que en aquel sitio sufrieron su martirio glorioso algunos defensores de la independencia y la libertad, y que no es digno de su patria ni de llamarse ciudadano sino el que sabe darse todo con abnegacion á la causa que la justicia, el derecho y el honor santifican.

Y no era ya su novio infantil, sino Julio Lagos el amante que en su visión interior bajaba con ella al sepulcro, besándola sobre los ojos; y entre la masa negra de los cipreses, huía el sudario del otro. De pronto, en una brusca caída a la realidad, la sacudió el traqueteo y el ruido más fuerte del tren.

Pensó en su amigo Atilio, en el coronel, en Villa-Sirena, blanca é irisada por el sol del Mediterráneo, entre olivos y cipreses. El diluvio cae sobre el mundo. Tal vez las antiguas tierras vuelvan á emerger; tal vez queden sumergidas para siempre... Vamos á esperar, refugiados en nuestra Arca.

Lo mismo ocurre con los cipreses humanos, atildados, recortaditos y fililis como los cipreses vegetales. Estos últimos nos producen el sentimiento del vacío y de la nada. ¿Y acaso los otros, los cipreses humanos, no producen el mismo sentimiento de la vaciedad y de la nada? El árbol simboliza la muerte: junto a él la tumba.

Doña Paca era un mar de lágrimas; la niña bailaba el zapateado, tocando el techo con las manos, y Benina pensaba dar parte al administrador de entierros para que, mediante una buena paliza u otra medicina eficaz, le quitase a su hijo aquella pasión de cosas de muertos, cipreses y cementerios de que había contagiado a la pobre señorita.

Era una avenida de laureles y cipreses, con bancos curvos de mármol, y teniendo por fondo una columnata en semicírculo. A me hubiese gustado plantar palmeras, muchas palmeras, de Africa, del Japón y del Brasil, como las que hay en los jardines del Casino. Pero el príncipe y don Atilio las aborrecen.

Es MEDINILLA, el que la vez primera Cantó el romance de la tumba escura, Entre cipreses puestos en hilera. Este, que en verdes años se apresura Y corre al sacro lauro, es DON FERNANDO BERMUDEZ, donde vive la cordura. Este es aquel poeta memorando, Que mostró de su ingenio la agudeza En las selvas de Erifile cantando.

Aquel cementerio de novela, con sus grupos de rectos cipreses, sus columnatas orientales y sus parterres de rosas, despertaban en el joven una dulce melancolía, haciendo revivir en su memoria la imagen de la buena dama.

Palabra del Dia

neguéis

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