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Actualizado: 12 de junio de 2025
Abajo, junto al agua, una casita blanca, con postigos grises, era el puesto de la Aduana. En medio de ese desierto, aquel edificio del Estado, con cifras como una gorra de uniforme, producía una impresión desagradable de indecible malestar. El pobre Palombo fue desembarcado allí. ¡Triste asilo para un enfermo!
Verdaderamente no se podía pasar sin papel de cartas, ¡ni de qué servía un papel que no tuviera timbre!... «Aún me queda bastante dijo al regresar a su casa para poner a Mariano en un colegio y comprarle algo de ropa...». Hacía cuentas mentalmente; pero las cifras sustraídas eran tan rebeldes a su espíritu, que ni se acordaba bien de ellas, ni acordándose sabía darles su justo valor.
La cruz llevaba en su tablilla la indicación de que la tumba contenía alemanes, y á continuación un número: 200... 300... 400. Estas cifras obligaban á Desnoyers á realizar un esfuerzo imaginativo.
Los padrones completos más antiguos que hemos podido encontrar, datan del año 1754, y según aquellos, formados por el Gobernador Rodríguez Morales, la provincia de Tayabas constaba de los siguientes pueblos con el número expresivo de almas. Cuyas cifras forman un total de 21.476 almas.
Al pie de la cama deshecha, hay una mujer sentada en una silla baja: tiene el pelo revuelto, el rostro abrillantado por las lágrimas restregadas, y la boca contraída por el amargo dejo de una felicidad apenas gozada y ya perdida. Junto a ella, caídos en el entarimado del piso, se ven dos papeles arrugados: una carta y un impreso pequeño con cifras manuscritas.
Cuando se entregaba a la Aritmética, su cara se volvía lúgubre y desconcertada, cual si estuviera sometida a la acción de fenómenos morbosos. La Aritmética tenía para ella algo de enfermedad cimótica, y así, desde que absorbía con su atención aquellos miasmas deletéreos llamados números, se ponía pálida y se le alteraba el pulso. ¡Y pensar que no puede haber dinero sin que haya cifras!
Había leído con espanto la cantidad consignada en el documento de crédito: primeramente en cifras, luego en letras. ¡Doscientas cincuenta mil pesetas!... ¡Cincuenta mil duros! Eso no es para mí volvió á decir . No lo merezco... ¿Qué puedo hacer con tanto dinero? Fingió irritarse el capitán por su desobediencia.
Los sargentos dictaban cifras, comunicadas en voz baja por otro artillero que tenía en una oreja el auricular del teléfono. Los sirvientes obedecían silenciosos en torno del cañón. Tocaban una ruedecita, y el monstruo elevaba su morro gris, lo movía á un lado ó á otro, con la expresión inteligente y la agilidad de una trompa de elefante.
Los asientos sueltos insistían tal vez en las meditaciones de cifras y negocios que los habían impregnado espiritualmente durante las horas de luz, o miraban con lástima a sus compañeros reunidos con arreglo a las tertulias maldicientes o las atracciones del amor. «Vanidad de vanidades...» Maltrana se fijó en algunos más anchos y profundos, que parecían tener las entrañas quebrantadas, inseguros sobre sus pies, con cierto aire de despanzurramiento.
La estadística, que forma la verdadera historia de los pueblos, presenta en la antigua Helvecia con respecto á instruccion y moralidad caractéres propios de la civilizacion, datos consoladores, cifras envidiables. Entre los lagos mas notables de la Suiza, sobresale y descuella el de Lucerna, ciudad católica, y una de las primeras.
Palabra del Dia
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