Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de junio de 2025


Por eso, y por ser hijo de quien es, nos alegramos tanto de hallarle aquí. Además, yo le conocí a usted así de chiquitín. ¡Canástoles con el estirón que ha dado desde entonces acá! Hablando, hablando, se supo que el padre y la hija habían salido de Peleches a las seis de la tarde y bajado por la Costanilla.

Se conoce que acaba de llegar. Es chiquitín, regordete, colorado como una remolacha, y se sonríe como si estuviese contento. Está, sin embargo, de luto. Mira, Juana, yo no tengo gana de recibir visitas. Dile que me duele la cabeza, que vuelva otra vez si tiene algo importante que decirme, que hoy no recibo.

Tan á ciegas iban los golpes, que los demás muchachos se apretaban en los bancos, se encogían, escondiendo cada cual la cabeza en el hombro del vecino; y á un chiquitín, el hijo pequeño de Batiste, asustado por el estrépito de la caña, se le fué el cuerpo. Esto amansó al profesor y le hizo recobrar su perdida majestad, mientras el apaleado auditorio se tapaba las narices.

Se me habrán perdido...; que yo tenía los veintiuno esta mañana.... No puede ser: yo te di dos reales en plata. Es que ... los cambié en la plaza.... ¿Qué ha hecho tu madre esta mañana? pregunta rápido el Tuerto al mayor de sus hijos, cogiéndole por un brazo. El chiquitín tiembla de miedo, mira alternativamente á su padre y á su madre, y calla. ¡Habla pronto! dice el primero.

Quería que fuese de los felices, de los dichosos, de los fuertes. Ya que el mundo estaba organizado sobre la desigualdad, que figurase su hijo entre los privilegiados, aunque para ello tuviese que aplastar a muchos. Lo que no habían logrado la miseria y el triste destino de Feli, lo conseguía aquel chiquitín con sólo su contacto. Caía hecha polvo la herrumbre de su voluntad.

Ahora rezulta que el amigo Zaleta ez un zuevo como una catedral. ¡Quién lo había de penzá, tan rebajuelo y tan chiquitín! , señor prosiguió el otro, como si no hubiera oído, hablando con lentitud y firmeza. El caudillo que dio origen a nuestra familia se llamaba Rechila. Era hombre al parecer feroz y sanguinario.

Y como viese que con cierto rubor orgulloso le presentaba el niño sus premios, añadió sin tomarlos: ¡Hola, hola, los premios!... ¡Pobre chiquitín!... ¡Muy bonitos!... Bien, bien, me alegro... Ea, toma... toma, y dile a Germán que te lleve esta noche al circo.

Quevedo iba a verla todos los días, y aunque la encontraba muy bien, ordenaba que no se levantase. ¡Qué aburrimiento estar tanto tiempo prisionera! Gracias que con su chiquitín se entretenía. De noche le ayudaba Segunda a fajarlo y limpiarlo; por el día Encarnación, que era muy lista y se volvía loca de gusto cuando su ama le dejaba tener el pequeñuelo en brazos durante algunos minutos.

Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El solícito amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que jamás salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden contar los regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de un chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del mar.

Y cogió un libro, y después otro, y los fue mostrando a la Benina, que se acercó para ver tanta maravilla numérica. «Fíjese usted. Aquí apunto el gasto de la casa, sin que se me pase nada, ni aun los cinco céntimos de una caja de fósforos; los cuartos del cartero, todo, todo... En este otro chiquitín, las limosnas que hago y lo que empleo en sufragios. Limosnas diarias, tanto.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando