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Actualizado: 1 de junio de 2025
Contóle esta hermosa con la mas ingenua y tierna expresion los perjuicios que le hacia un tio que no tenia, con que artificio la habia privado de un caudal que nunca habia poseido, y los temores que le causaban sus arrebatos.
¿El pleito?... ¿Sabéis como haría yo que se ganaran de una vez todos los pleitos? dijo Bou, regocijándose con el efecto que sus admirables ideas causaban en los dos muchachos . Pues mandaría pegar fuego a todos los archivos, a la escribanía A y a la escribanía B. Total, que no dejaría un papel vivo. La humanidad no necesita de papeles. Hay que liquidar..., ¿estáis?
Aquellos soles huían como el nuestro hacia lo ignorado, con vertiginosas velocidades, pero estaban tan lejos, que transcurrían tres y cuatro mil años sin que la humanidad advirtiese que se hubieran movido en el espacio una distancia mayor que el tamaño de una uña. Las dimensiones de lo infinito causaban la locura.
No sé qué tenían sus obras, que llevaban siempre el sello de su nariz, visión que me persiguió en sueños varias noches; y el mismo efecto de pesadilla me causaban dos rizos tan largos como poco frondosos, que de una y otra sien le colgaban. Por lo que el traje, dejaba traslucir, era fácil suponer su cuerpo como de lo más flaco, amojamado y pobrecillo que en Safos se acostumbra.
Pero más que la rareza de las cartas contribuía sin duda a turbarle el profundo amor que en su naturaleza sensible y tímida había arraigado. «Esta tarde a las tres. Por la tribuna,» decía la carta únicamente. Su turbación no se disipó por completo. Las citas como aquélla eran extremadamente peligrosas; le causaban, enmedio de su felicidad, una impresión de miedo que no podía vencer.
La carne herida, destrozada por el choque, la sangre que manchaba las aceras y los pavimentos de los cafés, le causaban inmensa tristeza, haciéndole pensar con lástima en la eterna infancia de los hombres: ¡Matarse, herirse por un pedazo de madera groseramente tallada, que estaba allá en lo alto, entre luces y flores, mientras existían en el mundo terribles enemigos, como el hambre y la injusticia, que reclamaban para desaparecer el esfuerzo común y fraternal de todos los humanos!
Clara miraba al viejo con la indiferencia propia de la costumbre, y al mismo tiempo miraba á su protector como si se avergonzara de la extrañeza que le causaban las palabras del viejo. El militar, poco cuidadoso al fin de las imprecaciones del realista, comenzó á sentir interés hacia aquella pobrecilla, que, sin saber por qué, le inspiró mucha lástima desde el principio.
Sus ojos negros, llenos de fuego y sombreados por pobladas cejas, causaban una sensación involuntaria de terror en aquellos a quienes alguna vez llegaban a fijarse, porque Facundo no miraba nunca de frente, y por hábito, por arte, por deseo de hacerse siempre temible, tenía de ordinario la cabeza inclinada y miraba por entre las cejas, como el Alí-Bajá de Montvoisin.
Ella, comprendiendo que el efecto que en los tales causaban sus grandes ojos de ternera y enérgico seno, se esponjaba y hablaba alto, para decir, por supuesto, mil simplezas, que el bueno de Torres escuchaba sin pestañear, aletargado en su butaca bajo el peso de la peluca, impuesta como un castigo.
El dolor de Julia, el mío, lo largo de la ceremonia, la vieja iglesia en la cual tanta gente cuchicheaba alegremente en torno de mi pena, la transformación de la casa D'Orsel adornada de flores para aquella fiesta extraordinaria, los trajes femeniles de inusitado lujo, un exceso de luz y de olores que me causaban vértigo, ciertas sensaciones dolorosas cuyo sentimiento perduró por mucho tiempo como huella de incurables pinchazos, en una palabra, los recuerdos incoherentes de un mal sueño, es lo único que me queda hoy de aquella jornada, una de las más ciertas desventuras de mi vida.
Palabra del Dia
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